Efectos colaterales

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

El –últimamente- muy desparejo Steven Soderbergh vuelve rápidamente a las salas, desparramando lo mejor de su talento visual y narrativo con Efectos colaterales. Tanta asiduidad de trabajos suyos se debe a que, aparentemente, ha decidido abandonar su tarea de cineasta para dedicarse a otros menesteres. Es al menos lo que ha anunciado y la razón por la cual en los últimos tiempos ha rodado sin pausas numerosos films. La seguidilla se inicia con la no estrenada y singular El desinformante, continúa con la muy bien filmada pero fallida Contagio, la magnífica e imperdible pieza de acción –con superheroína de comic- La traición, la reciente, prometedora y decepcionante Magic Mike y ahora este fenomenal thriller farmacológico, con un leve vínculo con Contagio pero más con ciertos films de suspenso de los años 90 y 70.

Sea como fuere, el director de la deliciosa saga de La gran estafa y de la rigurosa semblanza en dos partes del Che, parece estar entregando en su ¿última película? su mejor expresividad cinematográfica, a través de un libro escrito por Scott Z. Burns, autor de la última Bourne con Matt Damon y colaborador suyo en Eldesinformante y Contagio.

Girando alrededor del concepto de la adicción mundial a los medicamentos, especialmente de aquellos destinados a males vinculados a la psiquis y cómo la industria farmacéutica se aprovecha de ello, el film no hace una denuncia declarada al respecto, pero sí redondea un entretenimiento impecable.

Una muerte sangrienta y un llamativo intento de suicidio dan el puntapié inicial de una intriga de enorme vibración física, psicológica y sensorial. Los notorios vínculos de los personajes con drogas medicinales de dudosa eficacia son el eje de la trama, pero también los misterios de la mente, el instinto criminal y un amor oculto, factores que se van entrelazando dando pie a disfrutables y narrativamente eficientes vueltas de tuerca. Por último un elenco estupendo que pone lo que tiene que poner amalgama todo, partiendo de la compleja composición de la genial Rooney Mara, un verosímil Jude Law y una Catherine Zeta-Jones diferente.