Eden Lake

Crítica de V. De Grossi - Cine & Medios

Trillando thrillers

Una pareja feliz, eso son Jenny (Kelly Reilly), maestra de jardín de infantes de aspecto y actitud a su vez aniñados, y su prometido Steve (Michael Fassbender). Con la intención de proponerle matrimonio, Steve lleva a Jenny en una aventura campamentera a un paradisíaco lago, lejos de la saturación informativa de las ciudades y de sus peligros, por qué no. El problema es que, a poco de llegar, se topan con una pandilla de adolescentes que han hecho de ese lago maravilloso su lugar. Y son ferozmente territoriales. Tanto, que desprecian a los forasteros hasta el punto de comprometer su integridad física, aunque no medie ninguna provocación.
Como suele decirse en estos tiempos de poca imaginación cinematográfica, donde el refrito de fórmulas exitosas se vuelve la regla y la excepción brinda perlas que serán, a su vez, copiadas, "esto ya lo vi". Quizá debido a ese atisbo del cine de Neil Marshall ("Dog Soldiers", "El Descenso") es que esta película, también del Reino Unido y también conformada por un elenco de figuras más bien indies, llega tan bien precedida de críticas, sobre todo de cultores del género.
Algo de esto hay. Me refiero a la calidad técnica y los ambientes opresivos, envenenados, que van ganando en intensidad a medida que la trama progresa; esto se logra. Por lo demás, el guión es predecible y en su intento por generar tensión, el director debutante y escritor James Watkins (responsable del libreto de la inminente "El Descenso 2") va derrapando hacia el facilismo gore, un terreno que manejan con más audacia y sin asco cualquiera de los directores de "El Juego del Miedo". Claro, a diferencia de "Eden Lake" estas películas no tienen ya pretensiones de séptimo arte.
A lo sumo funcionará como una especie de metáfora de reproducción de la violencia en tiempos actuales, pero incluso los personajes son tan estereotipados en su rol de lobos y de corderos que la metáfora se estanca en moraleja de fábula y luego de tan buen arranque el desenlace resulta, por lo largo y predecible, decepcionante.