Ecuación

Crítica de Nicolás Benquerença - Tiempo de Pochoclos

Ecuación, los malditos de Dios” es la segunda película dirigida por Sergio Mazurek (la anterior fue “Lo siniestro” de 2009). El film es una nueva apuesta del cine nacional por el terror de bajo presupuesto. El elenco está formado por Carlos Echeverría, Roberto Carnaghi, Diego Alfonso y Jorge Booth, entre otros, y el guión es de Guillermo Barrantes.

La trama se centra en el doctor Hermes Vanth (Carlos Echeverría), un médico cuya vida cambia cuando a su alrededor comienzan a suceder una serie de muertes accidentales y en todas ellas está presente un misterioso anciano. Precisamente, es cuando fallece Ana, su pareja, que Hermes comienza a investigar en busca de respuestas, en un mundo donde se mezclan las ecuaciones matemáticas con los evangelios apócrifos y que traerá como consecuencia un sorprendente final. Como podemos apreciar es una idea sumamente ambiciosa, que no llega a buen puerto y deja en el camino unos cuantos cabos sueltos que hacen referencia a la relación entre Hermes y su pareja, los cuales aportan una intriga a la trama en sus primeros minutos y, después, quedan en la nada porque no se los vuelve a mencionar.

Otro de los puntos que le juega en contra es que resulta muy difícil para el espectador entender la vinculación entre la matemática y su lenguaje científico con el mundo sobrenatural y religioso que nos propone esta película. Para lograrlo se pierde mucho tiempo en explicaciones que resultan anti-climáticas por la enorme cantidad de información que los espectadores deben procesar sobre estos temas complejos. Asimismo, la poca empatía que genera el inexpresivo Carlos Echeverría resulta muy difícil identificarse, un problema similar al que tiene en los dos aspectos “El código Da Vinci” (The Da Vinci code, Ron Howard 2006). Roberto Carnaghi, actor más conocido del elenco, es una buena elección para el papel de sacerdote, pero comete el error de hablar de “tú” con acento porteño, lo cual resulta inverosímil.

Sin embargo, no todo es negativo ya que hay que reconocer los méritos técnicos como la fotografía de Leonel Pazos Scioli, basada en tonos fríos y los ángulos inclinados, propios del cine negro, que generan un extrañamiento que ayuda a generar, junto a la música de Mariano Pirato, un clima intrigante que no tiene nada que envidiarle al género de terror del cual forma parte. Además, se destaca una escena de créditos que comienza luego de un prólogo, prometiendo una película atrapante que al final termina decepcionando por sus problemas de puesta en escena.

En conclusión “Ecuación, los malditos de Dios”, está muy bien lograda en cuanto a sus aspectos técnicos, mejor aún si tomamos en cuenta su bajo presupuesto. Por el contrario, falla al igual que en las últimas películas de M. Night Shyamalan, en el guión y las actuaciones. De todas formas, estas apuestas nacionales al cine de género son bienvenidas debido a que les dan esperanzas a los jóvenes realizadores cinéfilos formados en el cine de grandes directores como John Carpenter, Joe Dante, George Romero, entre otros, que quieren contar historias entretenidas vinculadas con lo fantástico.