Ecos de un crimen

Crítica de Felipe Benedetti - Sin Intervalos

“ECOS DE UN CRIMEN” llegó a los cines marcando el regreso de Cristian Bernard como director y Diego Peretti como protagonista. Un thriller, como apuesta mainstream del cine argentino, que sorprende mucho.

Julián Lemar (Diego Peretti) emprende un viaje con su familia a una cabaña lejos de la ciudad. Su principal objetivo es terminar su novela, pero la tensa relación con su esposa y un presunto asesinato por parte de un vecino, no lo dejaran obtener la tranquilidad que desea.

Desde el primer plano la obra se hace notar y entendemos que todos los aspectos cinematográficos se configuran meticulosamente para lograr una cinta llena de misterio y drama. Algo difícil en el cine es lograr que cada plano valga la pena. Todo aquello que el director nos muestra (o nos oculta) debe cobrar sentido en algún momento, ¿sino para qué está? Esto es algo que Cristian Bernard maneja a la perfección en esta ocasión. Sentimos, sobre todo al comienzo, que cada minuto vale la pena. Estamos permanentemente expectantes a los detalles que se nos muestran y tratamos de tomar cada uno de ellos porque la dirección sabe darnos a entender que en algún momento tomarán relevancia. El filme está plagado de referencias cinéfilas que cada espectador irá encontrando e interpretando a su manera.

El guion tiene un formato fascinante que nos sumerge en un mundo lleno de especulaciones y teorías. De entrada nos cautiva y se anima a contar una historia diferente. Al igual que en la dirección: en texto se nota de partida que cada detalle cuenta. El desarrollo del protagonista es increíble, leemos sus pensamientos y sus miedos mientras lo vemos transformarse, y no será solo hasta el final donde todas nuestras dudas se resuelvan. Es cierto que tambalea un poco durante su segundo acto, tornándose por momentos repetitiva y sentimos que estamos girando sobre lo mismo. Ésto parece ser algo intencional, pero que no cierra del todo.

En materia de interpretaciones, todas son considerablemente buenas, más allá de algún que otro diálogo un tanto soso o falto de subtexto. Muchas veces sucede con actores muy reconocidos que, si no logran diferenciarse lo suficiente de sus papeles anteriores, sentimos como espectadores que estamos ante el mismo personaje pero en una película distinta. Con el actor protagonista en cuestión no sucede esto, Peretti sabe perfectamente cómo interpretar un personaje de comedia y uno de drama. Sus expresiones y diálogos se ven muy verosímiles en la gran pantalla, logrando que cada personaje se vuelva único.

Ojalá esta obra los deje con ganas de más, mucho más. El cine argentino es un arte espléndido en todas sus versiones, sin embargo, creo que debemos animarnos a todo. Tanto espectadores, como críticos y realizadores disfrutan cada vez más que un filme nacional se anime a contar algo nuevo y diferente. Los ejemplos son miles. En este caso, “ECOS DE UN CRIMEN” es un policial que toma elementos de un cine que no es nuestro, pero lo eleva con lo mejor del que sí lo es.

Por Felipe Benedetti