Ecos de un crimen

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

El éxito de terror psicológico con Diego Peretti

La película de Christian Bernard no trae nada nuevo en materia argumental pero abre el juego al cine de terror nacional a gran escala, con actores convocantes, coproducción de una multinacional y auspiciosos resultados en boletería.

No busquemos cine de autor, Christian Bernard (76 89 03, Regresados) es un director de oficio para hacer un producto de terror, uno de los pocos géneros sobrevivientes a la debacle de convocatoria a las salas. Los datos le dan la razón, en dos semanas de cartel hizo mas de 67 mil espectadores en tiempos de pandemia. En otros tiempos hubiera sido un fracaso de taquilla, hoy son números más que dignos para la única producción argentina que sobrevive en el top ten de la cartelera.

El riesgo inicial era doble, porque Ecos de un crimen (2022) es además un thriller psicológico, un exponente dentro del terror poco transitado por el cine argentino. Fácilmente surgen las comparaciones con los clásicos de Stanley Kubrick, Roman Polanski o Alfred Hitchcock. Y claro, en la comparación pierde por mas solvencia narrativa -y sobre todo cinematográfica- demuestre. Si puede criticársele que el argumento recae en clichés del terror psicológico (la versión más realista del terror) muy evidentes/conscientes que le juegan en contra.

La historia tiene al escritor de novelas ‘de crimen’ Julián Lemar (Diego Peretti) llegando con su mujer (Julieta Cardinali) y sus pequeños hijos a una casa aislada en el bosque. Pero rápidamente la aparición de una mujer (Carla Quevedo) que escapa de su violento marido (Diego Cremonesi) irrumpe en su hogar, y el miedo a un inminente ataque a su familia perturba su psiquis. El juego entre realidad y ficción (su novela) pero sobre todo entre realidad y fantasía, confunden al protagonista y lo entrega a una distorsionada odisea emocional.

Ecos de un crimen no pasará a la historia por sus virtudes cinematográficas (que las tiene en los rubros técnicos) sino por darle confianza a productoras multinacionales para apostar por un cine de género made in argentina con resultados concretos en la taquilla. Un tipo de cine que viene pidiendo pista (y salas) desde los márgenes del cine independiente, con grandes precursores tales como Daniel de la Vega, Nicanor Loreti, Demián Rugna, Ezio Massa, Hernán Moyano, por mencionar sólo algunos. Bernard abrió la puerta que esperamos muchos recorran.