Eclipse

Crítica de Cristian A. Mangini - Fancinema

La tercera es la vencida

Eclipse es la tercera parte de la saga Crepúsculo. Si siguieron mi cobertura de esta infame saga desde que comenzó a gestarse, saben que mi puntaje iba en un franco descenso, empezando por el 5 de la obra de Catherine Hardwicke y continuando con el 3 de Chris Weitz. Si lo pensáramos de una manera lógica, sin utilizar demasiadas referencias, podríamos pensar que esta iba camino al 1, para cerrar la secuencia de números impares. Pero como la lógica no es aplicable al cine de una manera tan cientificista, los resultados pueden sorprender. Es que, Eclipse resulta la mejor película de esta poco interesante saga literaria de Stephenie Meyer que, obviamente condiciona guión, actuaciones, diálogos y tópicos de una manera determinante. Y sin embargo, a pesar de ello, parece que David Slade le agarró la mano para sortear las falencias del material original y lograr alguna que otra secuencia respetable, actuaciones mejor apuntaladas y un ritmo más marcado, con personajes más sólidos y una trama que se acota a una duración razonable para evitar baches derivativos. Continúan los diálogos horribles, el melodrama y la indulgencia de primeros planos televisivos para resolver el romance vampírico, pero hay otra contextualización y, por momentos, podríamos hablar de una autoconsciencia del material visual por sobre el texto. Dejémoslo en claro, no es una maravilla del séptimo arte, pero cumple con la función de entretener más allá del fanatismo que pueda despertar el material original en los espectadores que vayan a verla.

Otro hallazgo de Slade y la guionista Melissa Rosenberg (que es la misma de las otras dos) es que los personajes tienen un mayor peso en la historia y a pesar de lo caricaturesco que nos puedan resultar, logran estar mejor construidos, particularmente en el caso de los secundarios, con paralelismos y flashbacks que los complementan y los hacen particularmente valiosos, en lugar de accesorios del relato. Pienso en el caso de Jasper (Jackson Rathborne) o Rosalie (Nikki Reed), que con sus experiencias pasadas suman elementos narrativos que son funcionales porque se involucran directamente con la trama, ya sea para hablar respecto del destino de Bella como posible “convertida” o de la batalla que se termina realizando en el climax. Por lo demás, el triángulo Edward (Robert Pattinson)- Bella (Kristen Stewart)- Jacob (Taylor Lautner) continúa siendo explotado, con desentendidos, decisiones y cursilerías que hacen parecer al personaje de Pattinson una especie de psicópata del casamiento. Creo que, dado que ya se conoce el territorio que se está pisando, se sabe que hay una visión conservadora, prácticamente reaccionaria (respecto del sexo, respecto de las instituciones, respecto de la autoridad) y, si bien resulta algo redundante reiterarlo, es bueno dejarlo nuevamente en claro.

Es particularmente interesante el personaje de Riley (Xavier Samuel), que tiene cierta complejidad a la cual se suma un trabajo actoral que demuestra aún más solvencia que varios de los personajes centrales de la saga. Respecto a ellos, hay que admitir que el director supo darles más libertad respecto del texto y eso se nota: sabemos que Stewart y Pattinson son actores interesantes condicionados por el material, pero lo de Lautner se podía poner más en duda. En Eclipse el actor fluye con más naturalidad en cada secuencia, trabaja mejor desde lo gestual y nos logra convencer de su dolor, por más ridículo que este nos parezca. El personaje de Victoria (Bryce Dallas Howard) también gana intensidad, aunque también es cierto que sería injusto compararlo con el trabajo de Rachelle Lefevre en las dos películas anteriores, en base al trabajo actoral que se mantuvo en aquellas versiones.

¿Hablábamos de acción, verdad? Bueno, en la tercera película se acordaron, sin que quizá haya cosas extraordinarias, de cómo se filma, de cómo mantener el punto de vista y de cómo sostener el vértigo y la tensión sin aburrir. Las colisiones son brutales y alguna que otra secuencia resulta realmente violenta, sobre todo para la franja a la que va apuntada (no apta para menores de 13 años). Además la animación digital fluye con más naturalidad, y los efectos especiales no aparecen desaprovechados porque el director sabe dónde ubicar la cámara, a diferencia de Weitz o Hardwicke, donde también había persecuciones en los bosques pero estas aparecían prácticamente inentendibles debido al montaje o a las confusas tomas. En esta hay incluso un homenaje al cine de zombies, cuando los vampiros salen del agua para atacar al bosque. Sí, algunos lo verán como una blasfemia contra Romero, pero en el contexto de la película me pareció un guiño que no queda desubicado.

El problema de lo bien que están las secuencias de acción es lo terrible que es (no, continúa siendo) el melodrama, y lo fragmentario que se torna el guión cuando vemos como se desarrolla. Por decirlo de otra manera: 5 minutos de acción incansable se oponen a 15 de charlas triviales que parecen sacadas de una novela rosa de la peor calidad, además de incluir pasajes de auto ayuda de la peor calaña. Aquí es donde Slade hace agua, porque es cierto que las líneas van a continuar sonando horribles, pero las resoluciones de encuadres y algunos planos son excesivamente indulgentes con esta parte del relato. El larguísimo diálogo en la cabaña hacia el desenlace entre Bella y Jacob es uno de los muchos ejemplos que se me ocurren.

Pero bueno, podríamos decir que es la primera película decente de la saga. Curiosamente no se mantiene el puesto en la dirección para quién mejor supo entenderla. Esperemos que en la próxima entrega haya más que el fanatismo para sostener esta saga, un blockbuster cuya magnitud sólo se entiende en términos comerciales.