Duro de matar: un buen día para morir

Crítica de Facundo J. Ramos - Toma 5

"El apellido te queda grande"

A partir de la 4° película de esta saga (que habrá que analizar si merecía seguir siendo explotada) el paso del tiempo y las nuevas modas del cine obligaron a reacomodar algunas piezas del tablero para que las aventuras de John McClane calaran hondo en el nuevo público al cual se dirigían.

Por eso aparecieron los tan mencionados hijos de McClane, quienes azotan con problemas más modernos al policía más capo de los Estados Unidos para hacerlo pasar por situaciones más complicadas que los mismos villanos de turno a los que se enfrenta.

En esta 5° entrega sin embargo la pifiaron bastante feo, ya que la relación padre-hijo (interpretado por Jai Courtney) que intentaron construir entre los personajes centrales del film no funciona como tal y cuando el relato atraviesa los recientemente agregados e innecesarios pasajes emotivos y reflexivos termina haciendo agua por todos lados.

Hay varios de esos momentos en donde Bruce Willis y Jai Courtney tienen diálogos que intentan reflejar una relación familiar conflictiva pero no pegan ni encajan con el ritmo de una saga que se caracterizó por no tenerlos.

A diferencia de Lucy (la hija interpretada por Mary Elizabeth Winstead) quien en la película anterior cumplía el rol de “la dama a salvar” y su función pasaba a ser similar a la de su madre en los dos primeros films, Jack McClane Jr más que un hijo parece un policía colega de su padre que esta igual de loco que él.

También es una falla de esta producción haber elegido a un actor sin carisma, ni el talento necesario (tampoco es demasiado) para darle vida al hijo de John McClane.

Otro desacierto de esta nueva entrega “Duro de Matar” es que el guión de Skip Woods le quiso dar peso a dos protagonistas, convirtiéndola en una falsa buddy movie y rompiendo la regla básica de esta saga: McClane hace todo lo imposible completamente solo.

Tener a padre e hijo corriendo de aquí para allá, en medio de una fría y alborotada Rusia (¿Era necesario sacarlo de NY?) para hacer absolutamente lo mismo llegado el caso (tiroteo, persecución, etc) resulta, sinceramente, bastante aburrido.

Sin embargo hay dos aspectos que me parece vale la pena destacar de este regreso a la pantalla grande de uno de los grandes ídolos del genero y es el increíble apartado visual y técnico que presenta esta película.

Nunca habíamos visto tanta espectacularidad en alguna de las entregas anteriores de esta saga: Desde la impecable y frenética introducción al conflicto, pasando por la monstruosa persecución en pleno centro de Rusia, hasta llegar a ese explosivo y destructivo final, “Duro de Matar: Un buen día para morir” no solo cumple con las dosis de acción necesarias para ser un producto entretenido sino que sorprende visualmente de gran forma.

El otro es punto a su favor es la edición a manos de Dan Zimmerman, quien junto al director John Moore, logró contar en tan solo 98 minutos una historia de McClane, lo cual es llamativo ya que todas sus películas anteriores rondaban por las dos horas y monedas.

Un ritmo entretenido y dinámico, sumado a la espectacularidad visual impensada hace unos años dentro de esta saga convierten a esta quinta entrega de “Duro de Matar” en un producto aceptable y bastante disfrutable pero que está lejos de todas sus antecesoras y completamente descolocado dentro de la gran tradición creada y defendida a balazos por ese icono de la acción que es John McClane.