Duro de matar: un buen día para morir

Crítica de Alan Echeverría - Cinéfilo Club

Mclane y Mclane Junior a puro despilfarro de municiones

La quinta entrega de la saga provocó cierto revuelo y expectativa. Con seguridad es la más floja de la serie, pero ello no quita que brinde un ameno entretenimiento y un dispendio de increíbles explosiones.
En esta oportunidad, Mclane padre intentará rescatar a su hijo en Rusia y termina trabajando con él, encontrándose con la grata sorpresa de que éste es un agente de la CIA. Un Bruce Willis que pese a estar a 25 años de la primera Duro de matar sigue otorgándonos un incansable ritmo, esta vez empujado por el plus que le da el hecho de tener que “proteger” a su insensible retoño.
Lo que se puede destacar es un manejo de cámara muy moderno y creativo por parte de John Moore, con secuencias de mucha adrenalina y dinamismo. La acción dice presente casi todo el tiempo y los disparos, las explosiones masivas y los bombazos copan la pantalla intentando conservar el espíritu de todas las ediciones, aunque por momentos de un modo tan exagerado que nos hace fruncir el ceño un poco.
Acertadas pinceladas humorísticas, tiroteos por doquier y alguna que otra vuelta de tuerca interesante, la película peca de tener un guión muy poco elaborado y unos enemigos mucho más débiles de los que estábamos acostumbrados a ver y disfrutar en todas las anteriores cintas.

LO MEJOR: mantiene la acción, los efectos, explosiones y tiroteos.
LO PEOR: no llega a generar una tensión vibrante, el guión, los villanos no parecen estar a la altura.
PUNTAJE: 6,80