Duro de cuidar

Crítica de Carlos Manuel Horazzi - Citricón

La nueva película de Ryan Reynolds y Samuel L. Jackson se puede describir perfectamente con su titulo original, The Hitman’s Bodyguard (El Guardaespaldas del Sicario). Por algún motivo, los genios que distribuyen la película en Latinoamérica, decidieron que la traducción de dicho nombre, seria incomprensible para nosotros, y le pusieron Duro de Cuidar, un titulo que nos hace pensar en un bebe molesto, que además es diabólico.

La premisa de la película, es bastante básica. Michael Brye (Reynolds), trabaja para una agencia elite de guardaespaldas. Años después de una fallida misión, un contacto dentro de Interpol le encarga el cuidado de un testigo clave en un juicio en la corte de La Haya, por crimenes de Lesa Humanidad.

Con esa historia, el director Patrick Huhes (The Expendables 3), nos lleva básicamente a lo que eran las películas de acción de los 90´s. Escenas de acción a gran escala, comedia, dos personas que se odia, un villano que parece extraído de un manual de estereotipos, y la mejor parte, la química entre los protagonistas. Porque lo mas importante que tenían esas películas, era eso. La química de los actores principales.

Si uno piensa en esas películas, lo mas destacable de Arma Mortal, eran Mel Gibson y Danny Glover, de Bad Boys, Will Smith y Martin Lawrence, de Beverlly Hill’s Cop, Eddie Murphy, Judge Reinhold y John Aston, y así podríamos seguir.

E indudablemente la química entre Reynolds y Jackson eleva la película. Constantemente dándose los pies, desarrollando la relación a pesar de no soportarse, primero por un sentimiento de responsabilidad, y de a poco, cuando conocemos las historias de cada uno, porque son afines, y pueden ser grandes amigos.

A eso se agrega muy buenas escenas de acción, a veces utilizadas con fines cómicos, a veces con espectacularidad, pero siempre muy bien realizadas.

En conclusión, esta película son casi dos horas de diversión, como nos solían traer las películas de los 90´s, sin pretensiones, con la sola intención de divertirnos, llevándonos a una época donde el cine podía ser solo eso, diversión.