Duro de cuidar 2

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

En un mismo mes se estrenan dos películas con Ryan Reynolds. El universo es un lugar así de caótico y a veces los astros se alinean de esta manera. Apenas una semana después de Free Guy: Tomando el control, llega a nuestras carteleras la secuela de Duro de cuidar (2017), una comedia de acción en formato Buddy Movie que basaba gran parte de su eficacia (como cualquier Buddy Movie que se precie) en la química entre sus dos protagonistas, el guardaespaldas Michael Bryce (Ryan Reynolds) y el asesino a sueldo Darius Kinkaid (Samuel L. Jackson). Ambos con ocupaciones antagónicas desde el vamos que se sumaban a las diferencias de personalidad que hacen al género y que implican que dos personas que no se soportan y hasta se odian tengan que trabajar juntos por un objetivo común y aguantarse a duras penas en lo que dure la misión.

La novedad para esta secuela es que al dueto original se suma en pleno Sonia Kincaid (Salma Hayek) la esposa de Darius, un personaje que en la película anterior había tenido un rol secundario y aquí pasa la frente. Así, en esta Buddy movie de a tres acorde a estos tiempos de demanda inclusiva, Sonia es la que tiene el rol de volver a reunir a Michael y Darius, de una manera tan arbitraria como casi todo lo que vendrá, y hacer un poco de mediadora de los eternos conflictos entre ambos aunque genere más problemas de los que resuelve.

La misión es lo de menos. Nuestros antihéroes se topan con ella de manera inesperada e improbable cuando se ven metidos sin quererlo y sin mucho trámite en una trama de orden internacional donde hay que frenar a un millonario griego, interpretado de taquito por Antonio Banderas, quien para prevenir y/o castigar a la Unión Europea por las sanciones económicas contra su país amenaza con un plan bastante enrevesado que incluye un hackeo que dejaría a Europa sin tráfico de información, con el absoluto caos que esto implicaría. Este plan diabólico, tan inverosímil como la idea de un millonario patriota, es más bien la excusa para que nuestros protagonistas recorran varios puntos de Europa, en especial de Italia, rompiendo todo a su paso en unas cuantas escenas de persecución y tiroteos a la manera de las películas de Bond a las que en parte quiere parodiar.

La química del ahora trío funciona de a ratos y, aunque supuestamente a Michael le cabe el rol del estirado y a Darius y Sonia el de los cabezas de termo, los tres son gritones, desconsiderados, insoportables y no muy brillantes, y en varios momentos el espectador puede sentir la necesidad de que alguien se calle, aunque sea por un rato. El realizador Patrick Hughes, que ya había dirigido la primer película, y antes la tercera de la serie Los indestructibles, por lo que ya tiene su experiencia en combinar acción y comedia, despliega unas cuantas escenas de acción vertiginosas, bombásticas y genéricas, mientras el guion entrega una sobredosis de violencia alegre y humor grueso en una incesante seguidilla de gags que a veces funciona y divierte pero a la larga resulta agotadora y exasperante.

Duro de cuidar 2 es una nueva adición a la filmografía de un Ryan Reynolds que parece haberse especializado en este tipo de personajes hiperactivos y bocones en productos incorrectos y algo descerebrados, que a veces son efectivos como las películas de la serie Deadpool y a veces, como en este caso, no lo son tanto. Un film que es todo lo que uno espera si no espera demasiado: un producto bastante banal, por momentos entretenido, casi siempre grasa y finalmente descartable.

DURO DE CUIDAR 2
Hitman’s Wife’s Bodyguard. Estados Unidos. 2021.
Dirección: Patrick Hughes. Intérpretes: Ryan Reynolds, Samuel L. Jackson, Salma Hayek, Antonio Banderas, Morgan Freeman, Frank Grillo. Guión: Tom O’Connor, Brandon Murphy, Phillip Murphy. Fotografía: Terry Stacey. Música: Atli Örvarsson. Montaje: Michael J. Duthie, Jack Hutchings. Diseño de Producción: Russell De Rozario. Distribuye: BF París. Duración: 100 minutos.