Duro de cuidar 2

Crítica de Francisco Mendes Moas - Cine Argentino Hoy

“Duro de cuidar 2” de Patrick Hughes. Crítica. La primera no se llamaba así.
Una experiencia que se disfruta solo con un camión cisterna de pochoclos.

Algún que otro memorioso o fanatico del género recordará que en el 2017 salió una película protagonizada por Ryan Reynolds y Samuel L. Jackson. Una época donde Hollywood, y de manera muy noventosa, pasaba por una reynoldsmania que ahora parece estar en su segundo aire, ya que el próximo jueves 19 de agosto llega a las salas de cine “Duro de cuidar 2”. Al igual que la primera entrega, está dirigida por Patrick Hughes.

Poco después de terminada la primera película, encontramos a Michael Bryce perdido, sin meta en la vida, ya que le revocaron su licencia como guardaespaldas. Decide tomarse un año sabático, pero la aparición de la esposa de su peor enemigo lo interrumpe. Esta quiere que lo ayude a rescatar a Kincaid, quien fue secuestrado por una mafia. Mientras tanto Grecia se encuentra en la ruina económica y al borde de la expulsión de la Unión Europea, lo cual el villano quiere evitar hundiendo antes a los demás países. De una extraña manera el destino del viejo continente queda en las manos del dispar trío.

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La dupla protagonista se repite, pero esta vez se le suman algunos nombres conocidos. Salma Hayek, como la esposa latina de Kincaid y Antonio Banderas interpretando al villano de la película, un jefe criminal griego. Morgan Freeman realiza algunas cortas apariciones que no logran, ni intentan, elevar el nivel y ya en la segunda línea, Frank Grillo y Tom Hopper hacen de personas musculosas con armas.

Sucede algo particular con las grandes producciones como esta, cuando están ambientadas en Europa o cualquier otro lugar que no sea EEUU. Los paisajes italianos, las culturas, los espacios, todo es simplemente utilizado de manera decorativa. Un adorno, tan costoso como bello, que nada aporta a la ya casi inexistente trama. Como si de un video turístico se tratase.

No hay que pecar de pretenciosidad, tratando de exigirle a la película algo que no puede ni quiere dar. Una mezcla de acción espectacular concatenada de chistes que cae una y otra vez en los mismos lugares de siempre. Empero, no se puede dejar pasar el hecho que baja el nivel con respecto a la entrega original, sin sumar nada nuevo, aun teniendo más presupuesto y elenco.

Tan innecesaria como olvidable, “Duro de cuidar 2” brinda de todas maneras un momento de dispersión. Logrando generar algunas risas sueltas y por otros indignación a causa de la sobre dimensión de la acción, incluso para una diégesis de este estilo. Puteadas, balas y autos caros por montones, acompañados de algún snack a veces puede funcionar.