Duro de cuidar 2

Crítica de Fidel Serrano - Bendito Spoiler

Casi doblando el presupuesto de su precuela, Duro de Cuidar 2 (Hitman’s Wife’s Bodyguard) repite elenco protagónico y misma fórmula narrativa: el conflictivo dúo devenido en trio, formado por el guardaespaldas Michael Bryce (Ryan Reynolds), el sicario Darius Kincaid (Samuel L. Jackson) y su mujer, la estafadora Sonia Kincaid (Salma Hayek), se ve envuelto en un complot geopolítico que los llevará a recorrer, entre balaceras y explosiones, el viejo continente. Completan el reparto Antonio Banderas, como el excéntrico antagonista principal, y Morgan Freeman, como el padre de Michael Bryce. Estrena mañana, jueves 19 de agosto, en todos los cines de Argentina.

Quizá lo peor de la primera entrega era el irreconciliable contraste entre un humor banal que se intercalaba con una trama principal intencionalmente solemne y sensible: un juicio por genocidio a un sanguinario dictador de una ex-república soviética. Con inteligencia, en la secuela los guionistas alivianaron el núcleo narrativo: cuando la UE sanciona económicamente a Grecia, el terrorista griego, Aristóteles Papdopolous (Banderas), intentará llevar a Europa a la ruina. Así, los saltos entre el tono serio de drama geopolítico, y la acción/comedia más burda (que totalizan la cinta) no se sienten tan chocantes.

Con la suma de Hayek a la ecuación, la dinámica al estilo buddy movie –que no terminaba de funcionar con Reynolds y Jackson en solitario– gana en jocosidad y en momentos hilarantes que, sin embargo, terminan por ser repetitivos y estereotipados. Los chistes, o son ramplones o se basan en violencia física o en cataratas de insultos que terminar por ser estériles a medida que avanza la película. Infimamente encontramos construcciones de remates algo más elaborados y alguna pequeña referencia cinematográfica que sorprende entre tanto lugar común. Por otra parte, Freeman y Banderas se sienten desperdiciados, opacados por el trío protagonista y por un guión demasiado predecible y poco imaginativo.

Lo más destacable son las escenas de acción. Sin un presupuesto desmedido, hay un despliegue técnico sólido y eficaz que, en conjunto con una buena dirección de las persecuciones, los tiroteos y las trompadas, logra un ritmo frenético que es siempre condición necesaria para este tipo de producciones. En ese sentido el enfrentamiento final, que parte del concepto de doppelgänger, es de lo más interesante que ofrece la cinta. Con todo, y al igual que sucede con el personaje de Banderas, se podría haber ido más allá.

En síntesis, ‘Duro de Cuidar 2’ no depende de su predecesora (aunque algún chiste se pierde, pueden verse perfectamente por separado) y, a diferencia de ella, logra –no sin muchos problemas– definir lo que quiere ser y es consciente de ello: una película de acción-comedia sin demasiadas pretensiones, sin marca distintiva, sin innovaciones. Del montón. Que entretiene y nada más.