Dunkerque

Crítica de Walter Pulero - Cinergia

Una epopeya poética

Cristopher Nolan es de esa clase de directores a los que nadie (por amor u odio) puede serle indiferente. A cada una de sus películas logra ubicarlas en el centro de la escena y hacerlas grandes. Desde hace 20 años con Doodlebug, pasando por la trilogía de The Dark Knight, Inception e Interstellar, siempre se atrevió a cambiar su registro y ofrecerle algo innovador al espectador. En esta ocasión nos toca hablar de Dunkerque (Dunkirk), una película que no se conforma con ser cine bélico y se anima a ser además cine catástrofe, acción y suspenso.

Los personajes de Dunkerque son anónimos, apenas podemos llegar a conocer sus nombres y no sabemos de ellos más que de qué lado de la guerra se encuentran. Ellos nos contarán la maniobra de rescate que se llevó a cabo en 1940 para evacuar a 300000 soldados aliados que se vieron acorralados en la pequeña población de Dunkerke, situada en la costa norte de Francia. El eje espacial y temporal del relato se encuentra rajado en tres partes donde la tierra, el agua y el aire convergen en un mismo montaje donde el espectador debe estar atento para comprender lo que ve en la pantalla.

Lejos de ser una película puramente bélica, la realización de las escenas dedicadas a la guerra posiblemente sea difícil de superar. Encontramos secuencias aéreas sublimes que provocan momentos de tensión en el espectador. La imagen es asombrosa y se vale de ella para contar esta historia tan agónica, acompañada de una fotografía excepcional. Los diálogos son acotados, todo está narrado desde lo que vemos, y en esta oportunidad Nolan no recurre a la voz en off o los textos para contarnos los personajes o lo que está sucediendo. La única lucha que está presente en esta película es para seguir vivo y eso se transmite.

Y nuevamente Hans Zimmer se ubica al lado de Nolan para una de sus películas, y lejos, es su mejor obra. La musicalización del silencio, el horror, las bombas y un poderoso tic-tac, dialogan con las escenas. No interrumpe la acción en ningún momento y le otorga fuerza a la historia.

Respecto a las actuaciones, el trabajo de Keneth Branagh es soberbio. Tom Hardy, Mark Rylance y Cillian Murphy no se destacan, pero sus personajes tampoco pretenden que lo hagan. Cuentan con sus momentos seleccionados donde cada uno hace lo mejor de su parte. Y una grata sorpresa Harry Styles, donde todo lo que vemos de él resulta verosímil.

Dunkerque es una película gigante, distinta, donde gran parte de la hora y media correrá por el espectador. Es una historia de perdedores, de héroes anónimos, fracaso y espera. Nolan continúa demostrándonos que la regla es atreverse y que todavía podemos estar por construir nuestra mejor obra.