Dunkerque

Crítica de Marianela Santillán - Proyector Fantasma

“El milagro de Dunkerque"

Christopher Nolan nos sitúa en 1940 durante la Segunda Guerra Mundial y nos presenta la batalla de Dunkerque, en Francia cuando las fuerzas británicas y aliadas trataban defender pero sobre todo evacuar la zona antes de la inminente invasión de los nazis a Gran Bretaña. 

Al tratarse de un hecho histórico de tal envergadura, Nolan decide innovar en la forma de contarlo, por lo que el relato transcurre a partir de tres perspectivas o escenarios distintos: la batalla desde el aire, la batalla en tierra y la batalla en el mar, cada una con distintos protagonistas tales como Tom hardy, Harry Styles y Mark Rylance  respectivamente, pero sin un protagista central del film.

Además la narración se complejiza ya que cada nivel ocurre en tiempos narrativos distintos. Se comienza por tierra (la más extensa, ya que abarca una semana aproximadamente) en la que varios soldados buscan la forma de subir a alguno de los -escasos- barcos que llegan para escapar de allí, luego en el mar vemos al Sr Dawson (Rylance) junto a dos jóvenes navengando un barco privado, con el afán de llegar a Dunkerque y colaborar en el rescate de soldados. Finalmente en el segmento más corto, el del aire, se nos presentan dos aviones (uno de ellos piloteado por Tom Hardy) persiguiendo y a la vez evadiendo aviones nazis mientras intentan derribar a las aeronaves que se acerquen a la costa.

Mediante estos recursos, Dunkerque evita la sucesión de situaciones sobre explicativas, rasgo habitual en el cine de Nolan, tal vez por aprendizaje de errores cometidos en films anteriores o tal vez porque la historia basada en hechos reales no lo requiere. Al inicio sólo se presenta un pequeñísimo texto que explica brevemente el contexto de batalla, pero luego el largometraje fluye con pocos y breves diálogos. Esto funciona muy bien ya que usualmente Nolan tiende a manejar la tensión dramática no sólo mediante lo visual, sino también lo expositivo del guión -el ejemplo más cercano lo encontramos en Interestellar (2014)- pero aquí pareciera que asume y acepta que el relato bélico en sí mismo tiene la potencia dramática suficiente. 

Por otro lado, la música compuesta por Hans Zimmer (presente indiscriminadamente en todo momento) recarga y atenta contra la aparente mesura que el film de 106 minutos intenta exhibir. Si hay un elemento que sigue siendo excesivo e innecesario en el cine de Nolan, es éste. 

Más allá de esto, Dunkerque resulta un film visualmente impresionante, con un elenco actoral deslumbrante y singular, ya que relata un hecho en un contexto tan crudo como el de la Segunda Guerra Mundial pero lo hace desde la sobriedad - es notable que más allá de la constancia presencia y amenaza de muerte, no vemos sangre en exceso- y sin exhibir al menos visualmente, al enemigo, hecho que desde lo conceptual extiende aún más el drama.