Duna

Crítica de Damián Aspeleiter - Revista Meta

Durante mi adolescencia una de las cosas que más disfrute y que más me influyó a futuro fue la clase de literatura de cuarto y quinto año. Durante esos años la profesora nos introdujo en el mundo de Lovecraft, Poe, Lou Reed, Bowie, Moupasant y Proust, tenia la capacidad de despertar la curiosidad de un grupo de adolescentes en cosas que no estaba al alcance de nuestra mano.

Recuerdo que en esos años ella fanatizada con David Lynch nos habló sobre su obra y nos mostró Twin Peaks (Twin Peaks, 1990) El hombre elefante (The Elephant Man, 1980), Erasehead (1977) y Duna (Dune, 1984). Lo cierto es que Dune no me gusto y que en un acto de honestidad ella admitió que la película era muy mala pero que provenía de un gran libro, es ahí donde entra Frank Herbert y su libro enorme, lento y lleno de complejidades. Tarde seis meses en leer ese libro, de forma pausada, tratando de comprender cada página y cada hecho que se relataba en él. De a poco fui comprendiendo la estructura de la novela, la forma en que se construyó a cada personaje, sus motivaciones y sus miedos.

Denis Villeneuve es un director que no llega a gustarme, básicamente su cine me parece aburrido, falto de dinámica con una lentitud y cuidado en los detalles innecesarios que son disfrazados por una estética casi perfecta, dada por sus directores de fotografía, de arte. En realidad esa lentitud y esa falta de acción, de movimiento y de diálogos inteligentes son más producto de una incapacidad de narrar que de una búsqueda estética, esa estética preciosista es el camuflaje bajo el cual esa incapacidad y pretenciosidad quedan escondidas. Al enterarme que este director se iba a encargar de adaptar Duna sentí cierto rechazo y desconfianza, pero luego entendí que esa forma de relatar aletargada, parsimoniosa y mastodóntica que necesita mostrar todo y que debe enfocarse en detalles innecesarios era la forma que necesitaba Duna para ser contada de una manera que no cayera en torpezas y en una efervescencia que distorsioné el relato. Villeneuve necesita mucho para construir una escena y eso hace que la mayoría de sus películas no sean atractivas, tal vez entonces el problema (es mío por no entenderlo, esa es una opción que nunca descarto) es que el director no dio hasta ahora con un relato que requiera de su forma y su tono para narrarlo, a lo mejor Duna es el relato que estaba buscando y se ajusta perfectamente al director.

En Duna Villeneuve recurre a todas sus herramientas visuales para narrar, la película es impresionante desde el diseño de producción, el sonido y la fotografía, la música es una constante en la construcción del drama a pesar de la repetición del recurso melódico de Hans Zimmer, quien si bien es todo un maestro en la materia ha empezado perder originalidad. La película se toma una buena parte del metraje para introducir a los personajes y construir sus motivaciones a pesar de esto la trama es algo que no se detiene y por medio del montaje esa construcción mantiene un dinamismo poco común en las obras de este director. Duna más allá de ser una historia de ciencia ficción dura es una obra política en la cual se mueven los entrecejos de una trama compleja que incluye un alegato anti imperialista y ecologista que aun en el texto se vuelve difícil de expresar, una de las mejores cosas que hace el guion de Villeneuve es dejar todo en claro y sentar bases para la segunda parte, a lo mejor es lenta y lineal pero la historia así lo requiere.

En lo que corresponde a las actuaciones la película no anda con altibajos y eso se debe enteramente a la dirección ya que Villeneuve ya que en esta historia no pide estridencias y se conforma con un tono pausado y contenido, es por eso que actores limitados como Chalamet, Momoa y Bautista no desentonan. De alguna manera logra que el tono medio de la película sea el mismo y que actores como Barden, Isaac, Brolin y Skarsgård logren ajustar su nivel al de los demás; se puede decir que la película mantiene un tono que es adecuado para actores que solo tienen un personaje que interpretan siempre. Solo Bautista logra demostrar que ha evolucionado dentro de forma de interpretar, pero aun así es la calidad de la cinta y la dirección lo que termina construyendo la interpretación. Si, Chalamet es una vez más el joven atormentado, taciturno y con cierta rebeldía que ha sido en todos sus trabajos anteriores, pero esta vez el personaje le exige eso y nada más.

Rebeca Ferguson construye una Jessica que es quizás el personaje más interesante y con mayores matices de la cinta, aunque es cierto no se aleja demasiado del personaje original del libro. El resto se mueve dentro de un tono monocorde que es adecuado y tal vez necesario en esta película

El argumento gira en torno a Arrakis, el planeta del desierto, dominado por la familia Harkonnen durante varias generaciones, que es entregado por el emperador a la familia Atriedes. En este planeta se lleva a cabo la explotación de las reservas de especia, una materia prima más valiosas que al mismo tiempo es un alucinógeno poderoso capaz de amplificar la percepción y extender la vida. El duque Leto (Oscar Isaac), su consorte Jessica (Rebecca Ferguson) y el hijo de la pareja, Paul Atreides (Timothée Chalamet), llegan al planeta con la idea de ampliar el prestigio de su casa, pero se ven envueltos en un complot lleno de traiciones que les deja como única vía de supervivencia unirse a los Fremen, la población local que además de conocer el terreno y tienen una relación especial con la specia.

Duna de Villeneuve es más que nada una película correcta, que no tiene estridencias pero que logra contar bien el primer arco argumental del libro, siendo claro en lo que quiere decir. Villeneuve en esta película no comete ninguno de sus excesos y si tal vez lo hace pasa por alto porque por primera vez ha puesto la historia por sobre su necesidad de hacer saber que es un director con pretensiones artísticas, villeneuve no pretende mostrarnos lo que sabe hacer, simplemente lo hace y eso es todo un adelanto tratándose de él.