Dulce de leche

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Diez estrenos un jueves es, claramente, un número inusual. Raro. Y vienen varios más. ¿Cual es este apuro? ¿Cómo se miden las chances reales de éxito por parte del público? Teniendo conocimiento de la causa, uno podría entender que después de los créditos y subsidios es hora de recaudar para recuperar lo invertido. Sí, ya sé... hay miles de "peros"

Este es sólo uno de los numerosos puntos de vista que se pueden tener sobre la producción nacional, y la intención de parcializarlo en estas líneas es simplemente para comparar esto con la aguja en el pajar. Entre tanta oferta se diluye la calidad y el público se puede perder las oportunidades.

“Dulce de leche” es un ejemplo.

La película de Mariano Galperín es interesante por partida doble. Por un lado, porque logra esquivar de modo original lo que a priori podría suponer una historia previsible sobre la amistad y el descubrimiento del amor en el conflictivo pasaje de la pubertad a la adolescencia. Por el otro, porque cuando uno se define como espectador el hecho de elegir ver algo cuyo título tiene más en contra que a favor puede deparar en una agradable sorpresa.

Entre Luis (Camilo Cuello Vitale) y Ana (Ailín Salas) se trazará una narración cuyo eje principal pasa por los viejos axiomas del cine romántico del descubrimiento del amor.

Pero la cosa no es tan simple en términos cinematográficos. Si hoy se estrenara “Melody” (1965) sería un bodrio, por lo que una mejor referencia sería “Mi primer beso” (1992). Por esta razón elijo no adelantar absolutamente nada de la trama.

El espectador que lea estas líneas y vaya al cine me lo agradecerá, le guste o no la película. En todo caso puedo decir que el camino se bifurca en un momento en que parecía que los padres estaban ausentes del relato, ahí es donde el dulce se vuelve agrio, genera climas y propone a la platea pensar en algo que no se esperaba.

Mariano Galperín logra plantar la situación apoyándose en una sólida dirección de actores jóvenes (tarea difícil en nuestro medio), pero más que nada en una idea clara. Al término de “Dulce de leche” nadie podrá alegar haber visto un relato errático.
Es un caso en el que deberá consultar la disponibilidad de horarios y salas. Esta vez puede que valga la pena.