Dry Martina

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

Al director chileno Che Sandoval le gustan los extremos. Así lo muestra en "Dry Martina", su tercera película en la que explora temas relacionados con la sexualidad, tal como lo hizo en "Te creís la más linda" y "Soy mucho mejor que voh". En "Dry Martina", que protagoniza la argentina Antonella Costa, se trata de una cantante que fue famosa en los 80.
Martina conoció el sexo en la adolescencia y solamente dejó de practicarlo cada vez que tenía una oportunidad durante los tres años en los que estuvo enamorada y se mantuvo fiel a su pareja. El problema fue que cuando quiso retomar su sexualidad después de que la relación terminó. A partir de ese momento su cuerpo se reveló y tuvo una transformación dramática: "Me sequé", define Martina cuando habla de su, hasta ese momento, insólita y desconocida ausencia de deseo.

Pero eso se revierte cuando conoce a un chileno al que, después de un encuentro fugaz en Buenos Aires, decide visitar en Santiago. Aunque él volvió a su país con su novia, no le impide volver a tener sexo con Martina, mientras su novia -una fan de Martina que está convencida de que son hermanas- mantiene un romance con un mochilero. Pero luego de cruzar la cordillera no sólo el cuerpo de Martina experimenta una transformación. El viaje resulta transformador también para sus sentimientos, un territorio apenas explorado en su vida. En ese punto la película de Sandoval toma otro rumbo y, sin perder de vista lo que el director llamó en una entrevista "el misterio de la sexualidad", comienza a plantear de qué manera los sentimientos se pueden articular con el deseo sin anularse mutuamente.