Drive

Crítica de Patricia Relats - El Espectador Avezado

Tener como actor principal hoy a Ryan Gosling es asegurarse parte de la taquilla vendida. No es novedad que este chico con sus dotes para la actuación y su olfato para proyectos “indies” hace que siempre en lo que participa sea digno de ver.
Drive nos cuenta la historia de un chico que tiene la capacidad de hacer con el auto lo que quiera, lo que le permite trabajar en un taller, hacer escenas de riesgo en los set de Los Ángeles y hasta llevar y traer a los ladrones sin que la policía los agarre. Sus manos no están limpias, no habla demasiado, plantea sus reglas que son pocas pero firmes y es un tipo que siempre parece distante.
De repente, ese mundo tan lleno de adrenalina que él parece tener tan controlado empieza a tambalear cuando conoce a Irene (Carey Mulligan) y Benicio, madre e hijo que son sus vecinos y empieza a involucrarse con ellos. El padre del chico va a salir de la cárcel y con eso, el mundo de sombras se viene detrás de él.
Chico, el personaje de Gosling, se presenta como el clásico vaquero: sin nombre, sin pasado, sin futuro, que hace el bien pero está fuera de la ley. Hombre de silencios y de muchas acciones, decidido como pocos y con un instinto protector que asusta y atrae a la chica al mismo tiempo.
Película filmada con una mano magistral, nos mostrará planos perfectos en profundidad con gran angular, picados y contra picados para ensalzarnos personajes o liquidarlos con la misma facilidad, luces y sombras que crean noches nefastas y atardeceres majestuosos.
No es un film realista, es extremadamente violento (en ocasiones roza el morbo), pero es una violencia de alguna manera justificada en ese mundo en el que habitan los personajes. El personaje de él, con su capacidad infinita de renuncia (otra característica western) contrasta con la fragilidad de ella, con el mundo que ella intenta sostener y que quiere mantener a salvo para su hijo.
Es un film que me cautivó visualmente y en el que Gosling vuelve a destacarse con sus capacidades actorales. Mulligan ha recorrido un gran camino desde Orgullo y Prejuicio en el 2005 y nos demuestra una actriz llena de matices y en papeles consistentes. Lo que no es poco decir, ya que compartir pantalla con Ryan nunca será sencillo.

El resultado es un gran western con toques de thriller que los tendrá con el corazón en la boca y donde la tensión es casi palpable. Pero es una delicia visual y una futura película de culto que no pueden perderse.

Anexo de crítica (por @roanzalasok)

Los minutos previos a los títulos de presentación de "Drive" bastan para hipnotizarnos frente a la pantalla y mantenernos así durante la poco más de hora y media que dura el film. Y lo primero que vemos, mejor dicho oimos, es una voz diciendo: te doy cinco minutos, durante ese lapso soy todo tuyo, lo que ocurra fuera de ese tiempo ya no es mi resposabilidad.

Quien lo dice es el "conductor" del titulo, (Ryan Gosling en una actuación excelente, con mucha expresividad), del cual sabemos poco y nada. Ni siquiera su nombre. Y lo que vemos a continuacion es una de las escenas de escape en auto mejor resueltas en mucho tiempo, no por la velocidad o por la acción, como es común ver, sino por puro ingenio. Hombre serio, si los hay, de pocas palabras, seco, distante. Lo poco que sabemos de él es que trabaja como doble de riesgo en algunos films; en un taller mecánico y como conductor para delincuentes.

El los lleva, les da esos cinco minutos para que hagan lo que tienen que hacer, los saca de ahí y si te he visto no me acuerdo. No pregunta nombres, no dá el suyo y jamás trabaja dos veces para la misma persona. Vive solo y así transcurre su rutina, hasta que entabla cierta relación con Irene, (una sensual Carey Mulligan ),vecina en su mismo piso, separada y madre de un niño.

Todo marcha bien, se encariña con ellos y ellos con él. Pero cuando aparece el padre del niño vienen los problemas. Ante la imposibilidad de saldar una deuda que arrastra de cuando estuvo en prisión, se ve obligado a cometer un robo. Si no lo hace, su hijo y su madre, podrían pagar las consecuencias. Es ahí cuando nuestro conductor se ofrece a ayudarlo, como mejor sabe, en transportarlo. El atraco se complica y se termina quedando con algo que no le pertenece. Si bien no conviene adelantar mucho más, digamos que ahora se produce un verdadero descenso a los infiernos, donde deberá luchar no sólo para proteger a esta madre y su niño, sinó a él mismo, de una mafia dispuesta a recuperar lo suyo y a cualquier precio.
Con un gran trabajo de edición que remite al cine noir de los años setenta, más alguna escena que recuerda a Taxi Driver, de Scorsese, estamos ante una gran película, oscura, fuerte por momentos. Con actuaciones secundarias muy bien logradas ( sobre todo de Albert Brooks y Ron Perlman ) y una gran dirección que le valió a Nicolas Winding Refn la palma de oro en el último festival de Cannes, Drive es la sorpresa del año pasado, injustamente ignorada por la academia a la hora de elegir las nominadas al Oscar de este año.