Drive

Crítica de Fernando Herrera - Espacio Cine

De la naturaleza del escorpión

La vieja y conocida fábula del escorpión que le pide a la rana ayuda para cruzar el río es revisitada en plan cine negro de los ‘70 por el eficaz Nicolás Winding Refn (1970, Copenhague, Dinamarca) -ganador del premio al mejor director en el último Festival de Cannes- en esta película que suma y multiplica referencias (aunque nunca citas directas), empezando por el cine de Martin Scorsese en general (y Taxi Driver en particular) y convocando en su protagonista al samurai de Alain Delon (personaje solitario, sin nombre y con pocos diálogos). Pero allí donde el film de Jean-Pierre Melville lograba convertir su pura forma en el más puro cine, Refn se queda con su estilo prestado a mitad de camino (o quizás convenga decir a mitad del río), proponiendo apenas una bella y sofisticada cáscara vacía.
La historia de la doble vida del doble (hábil piloto de escenas de riesgo para el cine de día, hábil chofer de criminales de noche) que encuentra un oasis al proteger a su vecina indefensa y a su hijo, se sostiene, más que nada, por la química de los personajes (desequilibrio apenas contenido para él, vulnerabilidad extrema para ella), sustentada en el trabajo de dos actores en estado de gracia como Ryan Gosling y la siempre notable Carey Mulligan.
Si bien algunas escenas de extrema violencia parecen quedar fuera de lugar, un par de secuencias notables (en particular la de la presentación del protagonista) y un cuidadoso diseño visual y sonoro transforman a Drive en una experiencia por momentos hipnótica.
Quedará en cada quien la tentación de dejarse llevar por el oscilante devenir de una historia tan formalmente impecable como vacía de contenido. Y es que uno, rana al fin, probablemente descubra la estafa cuando ya sea demasiado tarde.