Drift

Crítica de Delfina Quiquisola - Metafilmika

Un oleaje abrumador
Mar adentro, tierra incierta. Helena Wittmann crea un relato sensorial que abandona los conceptos narrativos cinematográficos y se sumerge en un film que pretende explorar un vínculo desde un enfoque más experimental.
El film estrenará este 8 de octubre por la plataforma Puentes de Cine.
Dos amigas realizan un corto viaje a una pequeña localidad marítima, dónde disfrutan de almuerzos frente al mar y pequeños momentos al atardecer. Cuando el descanso finaliza, las protagonistas regresan juntas a Hamburgo pero por poco tiempo, ya que una de ellas debe abandonar su lugar de residencia y regresar a Argentina. Quien se queda en Alemania, continuará su camino y se trasladará momentáneamente hacia un lugar caribeño; emprendiendo así un viaje solitario por el mar, dónde lo que la separa de la naturaleza pareciera saturarse y romperse, permitiendo la invasión de emociones.
Drift (2017) tiene un comienzo prometedor, abriendo la película desde una pequeña habitación con los personajes en Off recorriendo y conociendo su nuevo espacio sirviéndose de un juego de sonido envolvente. Pero plano tras plano, aquella promesa comienza a decaer en un ritmo que se transforma un tanto tedioso.
En partes, la apuesta hacia las emociones en tomas con la ausencia de las actrices logra su cometido, pero hay cierta explotación del recurso; dando como resultado, una obra con fotografía y encuadres interesantes, pero un conjunto de planos y secuencias innecesariamente extensas.
El sonido del mar y la escueta banda sonora, son dos aciertos que valen destacarse; cuando la película se sumerge mar adentro, el sonido le suma sin duda a aquellos momentos.
"Como queda implicado en el nombre del film, Drift pretende explorar la deriva. Ampliando la visión de la abrumadora naturaleza, mostrando imágenes en las que los paisajes y su movimiento se traducen en lugares extraños."