Dragon Ball Z: La resurrección de Freezer

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Sigue funcionando la fórmula Dragon Ball Z

El lunático universo del manga de Akira Torayami no se detiene nunca, y mientras en la pantalla chica Dragon Ball Z sigue siempre vigente, el autor de personajes tan delirantes como Vegeta y Goku sigue sacándole rédito a sus extrañísimos seres. En este caso, escribiendo el guión de este nuevo largo que, sin ser del mismo nivel de la magistral "Batalla de los dioses" con la que Dragon Ball Z sorprendió hace dos años, no está nada mal y hará las delicias de los fans y también de las nuevas generaciones de chicos que, por algún motivo, siempre terminan enganchándose con estas dementes luchas cósmicas.

Esta vez la trama tiene que ver con un archienemigo pasado, muerto y enterrado, que sin embargo, gracias a los poderes de las bolas del dragón que otorgan cualquier deseo, vuelve a la vida cuando un villano y petiso extraterrestre lo solicita.

Freezer es malísimo y ahora mucho más poderoso que antes, y por supuesto su primera acción es vengarse de quienes lo derrotaron tiempo atrás. Así que pocas escenas después, Freezer invade la Tierra junto a un ejército de mil soldados voladores en una de las escenas que por su impacto visual justifican plenamente este film, pese a que lo cierto es que la repetición de la fórmula se nota demasiado.

Justamente todo lo que tiene que ver con lo visual, y sobre todo el uso de los fuertísimos colores que caracterizaban a la serie es lo que resulta más notable en "La resurrección de Freezer", mientras que la animación en sí misma no es tan formidable. Lo que sí ayuda mucho es que grandes y chicos puedan divertirse con el film es el sentido del humor, tan elemental e ingenuo como absurdo, y siempre totalmente eficaz.