Downton Abbey

Crítica de Beatriz Iacoviello - El rincón del cinéfilo

Comedia brillante. Una atractiva exquisitez para los fans

“Dowton Abby”, es una comedia británica, histórica, escrita por Julian Fellowes y dirigida por Michael Engler. Esencialmente es un recorte, a manera de continuación, de la serie de televisión del mismo nombre creada por Fellowes, que se emitió en ITV desde 2010 hasta 2015.

La serie “Dowton Abby”, describe la vida de la familia Crawley y sus sirvientes, que habitan en una mansión de la campiña inglesa a principios de siglo XX. A lo largo de sus seis temporadas la serie ha ganado en total 3 Globos de Oro, 15 Premios Primetime Emmy y un BAFTA especial, además de haber recibido 69 nominaciones a los Premios Emmy, convirtiéndose en la serie no estadounidense más nominada en la historia de los conocidos galardones.

Luego de cuatro años de haber finalizado alanzó una meta muy ansiada por el equipo de producción, reaparecer en la pantalla grande. Al hacerlo se pudieron rosar escenas que para televisión hubieran sido imposibles. La idea fue hacer una realización independiente de la serie, pero sin perder su impronta original. La propuesta resultó ser un muy buen producto ya que no es necesario ver la serie para poder internarse en el filme.

Sobre las bases de una comedia exquisita, renovada, a los personajes originales se sumaron otros que le dieron su toque de gracia e intriga particular. Ya que si bien se filmó en el mismo escenario, el castillo de Highclare, perteneciente a la familia del 8° condes de Carnarvon, muchas de las escenas transcurrieron en espacios del simpático pueblo de Downton, cercano a la propiedad, y los maravillosos paisajes de Yorkshire,

Los primeros registros de éste famoso castillo de Highclare, de estilo isabelino, datan del año 749, cuando un rey anglosajón lo otorgó como herencia a los obispos de Winchester. Luego pasó de la iglesia a fiscales y plebeyos, hasta llegar a comprarlo el 3° Conde de Carnarvon. En 1922 el egiptólogo Howard Carter, descubrió la tumba de Tutankhamon con el patrocinio de George Herbert, 5.º Conde de Carnarvon, y en el castillo se guardaron innumerables reliquias egipcias. Durante la Primera Guerra Mundial, Highclare, se transformó en hospital, y en la Segunda Guerra Mundial en hogar de evacuados cuyos nombres se pueden ver en el techo. En 1988 el castillo abrió sus puertas al público, se convirtió en museo. Varias películas se filmaron en él como; “El jardín secreto” (1987), “Ojos bien cerrados” (1999), “Las cuatro plumas” (2002), También sirvió como la Mansión Wayne en casi todas las películas de Batman: “Batman” (1989), “Batman Returns” (1992), “Batman Forever” (1995), “Batman y Robin” (1997), “Batman Begins” (2005), y “The Dark Knight Rises” (2012) y “The Tatler” (El Taller – 2011).

Lo interesante de esta nueva producción de “Dowton Abby”, es el incordio que implica para señores y criados la llegada de una visita real, como la del rey Jorge V (Simon Jones) y su esposa la princesa Victoria Maria de Teck (Geraldine James). Los reyes llegarán pasar una noche, luego de en un recorrido por Yorkshire, antes de ir a visitar a su hija, la Princesa Mary (Kate Phillips) y su esposo. Lord Lascelles (Andrew Havill) en la cercana casa de Harewood. También habrá un desfile por el pueblo (una secuencia encantadora, llena de boato y a la vez muy simple, con miembros reales de la Artillería del Caballo Real de la Tropa del Rey en traje ceremonial completo), y una exhibición de habilidades ecuestres en un campo cercano.

Al mismo tiempo que se pule la plata (el espectador podrá observar un verdadero muestrario de bellas piezas: cubiertos, jarras, teteras, candelabros), y se golpean las alfombras para quitarles el polvo, surgen varias subtramas interesantes en un laberinto de enredos especialmente perpetrados por las dos eternas rivales: Isobel Merton (Penelope Wilton) y Violet Crawley (Maggie Smith) matriarca del clan, a las que se le suma Maud Bagshaw (Imelda Staunton) y un secreto muy bien guardado durante años que debe develar ante el asedio por su herencia.

La coralidad es el gran mérito de “Dowton Abby”. El guion entrelaza fantásticamente bien las diferentes historias de una gran cantidad de personajes interpretados por excelentes artistas. La idea fue mostrar una gran variedad de personajes teniendo cada uno su propia trama, para ello se requería la participación de actores que sabían que nadie era protagonista, pero que podían lucirse en la totalidad del filme. En la película se demuestra lo que sostenía Konstantin Stanislavki, que no existen personajes secundarios, que sólo hay personajes que llevan al actor a cumplir sus objetivos fundamentales: dejar vivir al personaje y pensar como él.

Desde este punto de vista se podría decir que ésta es una película de actores. Además de ello, el filme nos permite contemplar muy bien la manera en la que se relacionaban los amos con sus criados, y la vida de una aristocracia a la que son muy afectos los ingleses en aquella época y ésta.

Julian Fellowes (premiado con el Oscar© al mejor guión original por “Gosford Park” , 2001) muy conocedor del mundo aristocrático inglés en que sitúa sus historias, regresa no sólo con el guion de la serie “Dowton Abby”, sino con el del filme del mismo nombre. En “Gosford Park” transportaba al espectador a una cacería de fin de semana, en la que los invitados llegaban con sus sirvientes, en “Dowton Abby”, los lleva a la llegada de excepcionales invitados, los reyes, que arriban con sus propios criados, lo que permitirá generar una especie de rebelión en el piso de abajo de la mansión creando situaciones muy divertidas.

La cámara de Ben Smithard se mueve con agilidad y eficacia entre aristócratas y plebeyos, con una prodigiosa capacidad para jugar en diferentes planos, y con distintas partes de un mismo plano como en el desfile: de atrás adelante, izquierda y derecha, sin necesidad de apenas mover la cámara.

Nada fue dejado al azar en “Dowton Abby”, la dirección de arte de Caroline Barton recrea magnificamente aquella década dorada de los veinte. De igual modo el vestuario de Anna Robbins permite a las actrices lucir unos diseños espectaculares que recuerdan el charlestón, lentejuelas y flecos.

El director Michael Engler organizó su puesta como postales, en donde cabe todo lo humano con sus virtudes y defectos, distribuidos en un microcosmo compuesto por dos universos iniciales y presuntamente paralelos (los señores del piso de arriba y los criados del piso de abajo). También configuró un engranaje perfecto, dotando a los personajes de todos los matices necesarios para que la composición de cada uno de ellos brinde la aportación justa, para completar en todo su colorido el canavá creado.

Lo interesante es que tanto Michael Engler como Julian Fellowes dejan un final abierto para el traspaso de las llaves de la mansión “Dowton Abby” a futuras generaciones, y eso queda expresado en el baile final en el balcón de los dos plebeyos que ingresaron en la nobleza: Tom Branson (Allen Leech) y Miss Lawton (Susan Lynch), como también el casamiento de Sybbie (Fifi Hart).

“Dowton Abby”, es una producción para disfrutar, y a la vez soñar con mundos ajenos y lejanos a los nuestros, con una geografía de personajes dispares que devuelven al filme no tanto su originalidad como su origen.