Dos vidas

Crítica de Alejandro Turdó - EscribiendoCine

Mi pasado me condena

La Segunda Guerra Mundial puede haber concluido hace 69 años, el muro de Berlín puede haber caído hace otros 25 y la Guerra Fría posiblemente haya cesado en la década del ochenta, pero eso no significa que todas las heridas estén cerradas y toda la verdad haya salido a la luz. En torno a esta problemática se construye Dos vidas (Zwei Leben, 2012) la obra de Georg Maas, un realizador cuyo imaginario suele trabajar en más de una ocasión entorno a los hechos histórico-sociales que tuvieron lugar en Alemania durante el Siglo XX y su impacto en el resto del continente. Un hombre más acostumbrado al documental que a la ficción, que en esta oportunidad adapta una novela de su compatriota Hannelore Hippe llamada Ice Ages.

Dos vidas –una ficción basada en hechos reales- transcurre durante el período inmediatamente posterior a la caída del Muro de Berlín y narra la historia de Kathrin Lehnhaber (Juliane Köhler), una mujer separada de su madre al nacer por el ejército Nazi a fines de la Segunda Guerra Mundial. Siendo ya adulta logra volver a Noruega -su país natal- a reencontrarse con su madre y retomar el vínculo familiar. Una sombra de duda se cierne sobre Kathrin a causa de la reunificación de Alemania, acción que pone al descubierto muchas operaciones turbias que datan del inicio de la Guerra Fría, y que ponen en duda la propia identidad de Kathrin.

No es necesario aclarar que el conocimiento de ciertos hechos históricos y políticos relevantes se vuelve un factor clave que ayudará a comprender con más facilidad los puntos sobre los que se apoya la trama, dentro de un relato que no tendrá la deferencia de pararse a explicar detalles para que todos entiendan de qué se habla precisamente o a que se está haciendo referencia. Viéndolo desde la otra vereda, tal vez lo mismo ocurriría si exponemos al público europeo a ver una película sobre la época de la dictadura en Argentina en la cual no se dan muchas explicaciones.

Liv Ullmann -una de las actrices fetiche del mítico Ingmar Bergman- aporta magnetismo con su presencia, interpretando a la madre biológica de Kathrin; Ullman es de esas actrices que no necesita demasiadas palabras para transmitir un sinfín de emociones con su mirada, y este papel que la rescata un poco del olvido sirve para recordárnoslo. Lo mismo ocurre con Kölher, quien se luce interpretando a una mujer fría pero al mismo tiempo atormentada por sus propios secretos.

Maas ofrece un thriller donde el misterio se desenvuelve lentamente, apoyado con fuerza en diversos flashbacks que ponen en su lugar todas las piezas del rompecabezas hasta llegar a un desenlace que a pesar de volverse un tanto evidente, no le quita mérito a una historia de espías que se sostiene con mucha inteligencia en los hechos históricos para mostrarnos el extenso y terrible alcance de sus consecuencias, incluso en la actualidad.