Dos tipos peligrosos

Crítica de Mariano Ojeda - Otros Cines

La fiesta inolvidable

Director de Iron Man 3 y Entre besos y tiros, y guionista de Arma mortal, El último Boy Scout, El último gran héroe y El largo beso del adiós, Shane Black es todo un especialista en comedias de acción. En su tercer largometraje como realizador -ambientado en la decadente Los Angeles de 1977- combina mucho humor, cine negro, elementos propios del thriller y una trama que va de la industria del porno a la automotriz para una encantadora película bien pulp y old-school en la que se lucen Ryan Gosling y Russell Crowe.

Luego de pasar por el subgénero de superhéroes con el guión y la dirección de Iron Man 3, Shane Black filmó este excelente policial, también coescrito por él: Dos tipos peligrosos es una delirante comedia que mezcla elementos del thriller y el noir con una dupla de esas que no se ven en el cine hace mucho.

Todo transcurre en 1977, en la ciudad de Los Angeles, en un contexto dominado por las poleras y los sacos de color, mucha barba y pelo largo, el surgimiento de nuevos sonidos en el marco de una revolución musical y la industria del porno que disfrutaba de sus primeros años de masividad con la llegada del VHS cuatro años atrás.

En este ambiente, una joven contrata a Jackson Healy (Russell Crowe), un matón freelance que trabaja en el cuidado de jovencitas y vive a la caza de depravados, para que realice una visita a la casa de Holland March (Ryan Gosling). Este detective privado, torpe, simpático, borrachín y padre soltero de una inteligente preadolescente (Angourie Rice), se encuentra investigando la sospechosa muerte de una estrella porno (Murielle Telio) cuando recibe la visita de Healy. Luego de este primer cruce, la desaparición de Amelia Kuttner (Margaret Qualley) los hará unir fuerzas y pondrá en acción a este dúo que tropieza con una historia compleja, llena de variables y personajes: desde activistas contra la contaminación hasta una poderosa funcionaria del Departamento de Justicia, Judith Kuttner (Kim Basinger), pasando por la industria de las películas para adultos y tres grandes automotrices.

Dos tipos peligrosos funciona incluso mejor en la ejecución que en la idea original. Tiene a dos grandes actores que le dan vida a personajes que tienen la marca registrada de Black. La dinámica entre ambos va mucho más allá de las escenas graciosas, ya que funciona en todo sentido. En la previa, exponer al protagonista de Drive a este papel parecía una jugada arriesgada que salió a la perfección. Dos hombres inadaptados, diferentes en su filosofía de vida, deciden hacer a un lado eso que los hace opuestos (o algo así) para protagonizar esta hilarante comedia.

Por ser un guion que data de 2001, envejeció bastante bien. Originalmente escrito como una historia más contemporánea y con destino de televisión, el trabajo de Shane Black y su colaborador Anthony Bagarozzi ofrece una comedia que trata de recuperar esa química perdida en el cine, esas parejas desparejas (buddy movies) como en Arma mortal (guión de Black) y toda su franquicia, donde la acción y el humor congeniaban de manera brillante. Hoy esta conexión en pantalla se define con el nombre de "bromance" (la unión de "brother + romance"), rótulo que le queda perfecto al trabajo de Crowe y Gosling. Tanto es así, que en los ensayos, ambos guionistas decidieron realizar cambios para que su dinámica fuera mejor aprovechada.

No se puede calificarla estrictamente dentro de un género, ya que la película tiene varias referencias al noir a lo Barrio Chino (1974), es una comedia de enredos y una parodia al cine de la década de 1980 (la inclusión de Keith David es un gran acierto), con algo de Boogie Nights (1997) y tantos policiales torpes protagonizados por tipos rudos y toscos, pero al fin graciosos. También se siente la mano de Shane Black, guionista no sólo de Arma mortal (1987) sino también de El último Boy Scout (1991) y El último gran héroe (1993) a la hora de hacer funcionar una dupla de acción.

Desde lo estético, Philippe Rousselot y David Utley realizan un notable trabajo con la fotografía y el arte, respectivamente. Hermosa elección estética para retratar el fin de los '70: muchos colores pasteles, brillo, cueros, lentes de sol, peinados acordes a la época. Quizás es un poco desfasada la elección del vestuario en la fiesta, pero nada grave.

Párrafo aparte merece la revelación que resultó ser Gosling como comediante, ya que era uno de los géneros que le faltaba explorar. La escena del baño donde se vuelven a cruzar con el personaje de Crowe luego de su primer encuentro es un despilfarro de humor bien logrado. La escena es de por sí graciosa, pero la interacción entre ambos y el aporte físico de Gosling le dio un plus. Lo mismo sucede en una fiesta que deben investigar, donde March se emborracha, cae por un balcón y muchas otras circunstancias que le aportan comicidad al 100%.

Otra mención especial es para Angourie Rice, la adorable actriz australiana que, con apenas 15 años, realizó un impecable trabajo al interpretar a la hija del Holland March de Gosling. Si la labor de los protagonistas generó una química inusual, la inclusión de esta joven como una más del grupo de trabajo resultó una sorpresa por lo bien que encajó. Sus comentarios y expresiones bien podrían haber sido forzados, sobre todo su inclusión en la fiesta, pero nada es así. Realmente funcionó y habrá que seguirla.

Bagarozzi aseguró que no tienen en mente hacer una secuela, pero cuando en la intimidad hablan de ello, sueñan con una segunda parte en la década de 1980. Ojalá que ya se esté gestando en alguna oficina de Los Angeles, pero mientras tanto deberá ganarse la aprobación general tanto del público como de la crítica. No sería una sorpresa que así pasara, ya que el film fue estrenado en Cannes este año y recibió el pulgar arriba. Es que, al ver la película, se entiende por qué pasó la dura prueba de estrenar en el prestigioso y exigente festival francés.