Dos tipos peligrosos

Crítica de Leonardo González - Río Negro

Gosling y Crowe, la nueva dupla de acción

No se puede comenzar a hablar de esta película si no se lo hace primero de su guionista y director Shane Black. Este señor fue el que revolucionó y redefinió el género de las “buddy movies”, o películas de compañeros/amigos, y al que miles copiaron más adelante. Con tan sólo 22 años escribió y vendió el guión de lo que luego se convertiría en “Arma Mortal” (1987), en donde nos regaló a la dupla de policías conformada por Martin Riggs (Mel Gibson) y Roger Murtaugh (Danny Glover).

Shane supo dar en la tecla y lograr brindarle una estética distinta a los filmes de acción agregándoles un humor muy particular. Rápidamente se convirtió en uno de los escritores más requeridos y hasta llegó a tener el récord del guión más caro vendido: $1.75 millones por “El último boy scout” (1991). Su marca registrada es usar un secuestro o desaparición como trama; combinar suspenso, acción y comedia con toques de humor negro; y poner a dos compañeros con personalidades completamente diferentes a trabajar juntos para resolver algún tipo de crimen.

En su obra también se pueden encontrar estos hermosos títulos: “Escuadrón antimonstruos” (1987), “El último gran héroe” (1993), “El largo beso del adiós (1996), “Entre besos y tiros” (2005) y “Iron Man 3” (2013), en estas dos últimas también en el rol de director. Impresionante, ¿no? Bueno, ahora también podemos disfrutar de la genial “Dos tipos peligrosos” (2016).

Los Ángeles, años 70. Una estrella porno muere en un terrible accidente de tránsito. Ese hecho hará que dos detectives privados crucen sus caminos, uno es Holland March (Ryan Gosling), ex policía, alcohólico, algo estafador, que tiene una hija llamada Holly (Angourie Rice), que es la que lo mantiene en la senda correcta y la que funciona como el cerebro. La tía de la actriz muerta sostiene que la vio viva y Holland toma su caso para ganar unos dólares de manera fácil, y así sigue pistas que lo llevarán a una chica llamada Amelia (Margaret Qualley). Ahí es donde aparece Jackson Healy (Russell Crowe), ex oficial militar, con valores, que cree que el mundo es una porquería pero que todavía se puede salvar, que fue contratado por esa misma chica para hacer que March no la siga. Healy se da cuenta de que algo más pasa cuando dos matones aparecen en su oficina buscando a Amelia. De esta manera los dos detectives unirán fuerzas y se verán inmersos en una conspiración de asesinatos que tiene raíces muy poderosas.

Este proyecto primero se pensó como una serie de televisión, pero no prosperó porque el piloto parecía que no iba para ningún lado. Gracias a Dios podemos disfrutarlo en el cine. Lo que tenemos es un largometraje llevado con maestría, con una trama que gira en los momentos adecuados y que no nos deja respirar tranquilos. Shane Black conoce el cine acción, y también el sello de los filmes de esa época. La recreación es estupenda, con una ciudad que transpira decadencia y corrupción, mientras anhela los días de gloria.

Así como Mel Gibson- Danny Glover, Bruce Willis-Damon Wayans o Robert Downey Jr.-Val Kilmer, la dupla Crowe-Gosling funciona, y tienen una gran química en pantalla grande. Pero la que se roba el filme es la joven actriz australiana Angourie Rice, que necesita ser el alma de la trama y lo logra con creces.

No muchas veces tenemos la chance de ver películas de la vieja escuela “tan modernas”, atractivas, con buen humor, grandes escenas de acción y con tramas inteligentes, así que no dejen pasar esta oportunidad. Tiros, peleas, explosiones y hombres que patean traseros... ¿Qué más pueden pedir?