Dos pavos en apuros

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

A borrarse del menú

Si pagó o va a pagar la entrada para comparar esta película con la genial Pollitos en fuga, aténgase a las consecuencias. El que busca el pelo en la leche muchas veces lo encuentra, y si no, se le cae dentro en el intento. Después de todo, ojos que no ven corazón que no siente, y además las bacterias de un cabello no son algo que el organismo humano no esté preparado para repeler con sus defensas.

Ahora bien, si no va a estar midiendo cualidad por cualidad y defecto este filme con la genialidad en plastilina de Nick Park, puede que su actitud se vea premiada. La película protagonizada por un puñado de pavos es buena. Antes que nada, es entretenida. Al común de los niños probablemente les gustará. Luego, tiene algunos otros méritos que referiremos más abajo.

La anécdota de la película surge de una linda ocurrencia (aunque un poco ajena a nuestra cultura sudamericana): desde el siglo XVII en Estados Unidos se celebra el Día de Acción de Gracias el cuarto jueves de noviembre, según una tradición traída desde Europa, cuyo sentido original es celebrar el final de las cosechas dentro de las comunidades.

Y claro: parte de esa tradición es comer pavo durante las reuniones familiares, lo cual da pie a la aventura de este filme, en la que un par de pavos encuentran el modo de viajar al pasado para tratar de torcer el rumbo de la historia; o sea, para borrarse del menú.

Mucha dinámica, un uso aceptable del 3D (sólo se exhibe en este formato), personajes queribles, buen humor, momentos de mucha acción y música muy agradable y pegadiza.

El guionista y director principal de este largometraje animado es un muchacho con serios antecedentes, llamado Jimmy Hayward, que empezó como animador en filmes como Toy story 1 y 2, Bichos o Buscando a Nemo, y que se lució como autor integral debutante en Horton y el mundo de los quien.