Dos pavos en apuros

Crítica de Facundo J. Ramos - Toma 5

"Ni una pluma de tontos"

Lo que hace divertido y entretenido el mundo de las películas animadas es que si bien existe un apabullante rival a vencer (Disney), el resto de los estudios que desarrollan esta clase de películas optan casi siempre por luchar con productos distintos y originales que se alejan de las clásicas y repetidas formulas que ofrece la casa del ratón, construyendo así un panorama de ofertas más que llamativo.

Por eso la balanza no siempre se inclina hacia un solo costado, sino que al contrario, a veces la equidad de esta áspera e interminable competencia ofrece resultados interesantes que provienen de lugares imprevistos.

“Dos pavos en apuros” es la cuarta incursión en el mundo de la animación de la productora Relativity Media, que en el 2009, 2008 y 2006 presentó las correctísimas “Número 9” de Shane Acker, “Despereaux: Un pequeño gran héroe” de Sam Fell y Robert Stevenhagen y la nominada al Oscar “Monster House: La casa de los sustos” de Gil Kenan, respectivamente.

Ese contexto pinta de pies a cabeza el nuevo trabajo del director Jimmy Hayward quien, luego de su estrepitoso fracaso en el mundo de carne y hueso de la mano de la patética “Jonah Hex”, vuelve a la animación para contar una divertida y original historia que atrapa a grandes y chicos por igual sin volar demasiado alto.

Un pavo llamado Reggie es el único que conoce su verdadero destino dentro de una tranquila y colorida granja: Tarde o temprano llegará el momento en el que él se convertirá en el plato principal del día de acción de gracias.

Por obra y magia del destino, Reggie recibe un indulto del mismísimo presidente de los Estados Unidos y tiene la oportunidad de comenzar una nueva vida, alejado completamente de las preocupaciones y los problemas que tienen los de su raza, los cuales se reducen a uno solo: Convertirse en comida para los humanos.

Sin embargo, otro pavo mucho más loco y paranoico que Reggie llamado Jake aparece en su camino para ofrecerle una aventura que incluye un viaje a través del tiempo para evitar ni más ni menos que los pavos sean, históricamente, el alimento predilecto de todas los norteamericanos durante el día de gracias.
Hayward contó esta vez con un presupuesto más chico que el de su primera incursión en el mundo de la animación (dirigió la muy recomendable “Horton y el mundo de los quién”), pero sin embargo ofrece un resultado que en aspectos técnicos no dejan nada que desear.

Las secuencias de los viajes en el tiempo están increíblemente logradas, y no solo son la justificación perfecta para ver esta película dentro de una sala de cine (y en 3-D) sino que también son la clara muestra de que la calidad en términos de animación está lejos de emparentarse con lo económico y depende casi exclusivamente de la dedicación y calidad de los realizadores involucrados.

Inevitablemente hay que destacar dos puntos que perjudican el resultado final que ofrece como película infantil “Dos pavos en apuros” y son las innumerables vueltas que da su historia a medida que avanza el relato (lo cual provoca que los más chicos se pierdan y que los más grandes se pregunten a cada rato “¿Cuál es el hilo de la historia?”) y su inseparable contexto que hace referencia constantemente a una fecha conmemorativa e histórica que se celebra solo en los Estados Unidos.

De todas formas, mencionar esto puede parecer un acto de hilar demasiado fino, para un producto que cumple con creces su único y verdadero propósito: Entretener a los más chicos de principio a fin gracias a su galería de personajes divertidísimos y su llamativo apartado técnico.
El resto, definitivamente, es moco de pavo.