Dos noches hasta mañana

Crítica de Carolina Taffoni - La Capital

Los amantes pasajeros

No es habitual ver cine finlandés en las salas locales. Por eso "Dos noches hasta mañana" es una buena excusa para incursionar en ese mundo. La segunda película del realizador Mikko Kuparinen en realidad no tiene nada de original, pero es ese tipo de película que se sostiene en los detalles. Caroline es una arquitecta francesa de cuarenta y pico de años que está en un viaje de trabajo en Vilna, la capital de Lituania. En el hotel donde se hospeda se cruza con Jaako, un DJ finlandés algo más joven que está en la ciudad para dar un show. La primera mirada los encandila y los dos terminan, borrachera mediante, pasando la noche juntos. Sin embargo, lo que parecía sólo sexo casual se transforma en algo más cuando los dos se ven obligados a quedarse unos días más en la ciudad porque sus vuelos fueron cancelados. La película tiene referencias obvias al cine de Ingmar Bergman o a la trilogía de Richard Linklater ("Antes del amanecer"). Sin embargo, Kuparinen describe la relación de estos personajes vulnerables y confundidos con una delicadeza poco habitual, buceando en miradas perdidas y dejando espacios para la reflexión del espectador. También se apoya en la gran actuación de la actriz canadiense Marie-Josée Croze ("Las invasiones bárbaras", "La escafandra y la mariposa"), que con pequeños gestos alcanza a reflejar las contradicciones de su personaje.