Dos más dos

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

Sexo y amor en una comedia sugerente y graciosa de Suar

Richard (Juan Minujín) y Diego (Adrián Suar) , son dos cardiólogos exitosos. Diego está casado con Emilia (Julieta Díaz) y Richard con Betina (Carla Peterson). Son muy amigos y son muy diferentes. Una noche de festejos, alegre y entonada, Betina le confiesa su perpleja amiga que ellos son swingers, que disfrutan más que nunca y que la pareja en ese intercambio ha encontrado placer y estímulo. Esa noche, Emilia no pega un ojo, mientras a su lado, Diego ronca. El tema le retumba, porque ella siente que en esa cama la chispita se ha ido apagando. Pero cómo decirle al marido que sería bueno probar. Sobre todo a un marido como Diego, egocéntrico, satisfecho, temeroso y conservador. Y bueno, tanto insiste que al final…

Inteligente y graciosa comedia. Bien escrita y bien filmada, sin payasadas, chispeante y apoyada en un estupendo elenco. Suar cada vez está mejor en la piel de un argentino medio con pocas ganas de arriesgar una vida segura y aburrida. Juan Minujín confirma que es una de las mejores apariciones; en la simpática malicia de su Richard se refleja un seductor peligroso pero entrañable. Ellas también se lucen, sobre todo Julieta Díaz, sugestiva, exacta, muy ajustada en la piel de esta ama de casa que no se resigna a tener que sostener un matrimonio estable, pero monótono y esquemático. Y Carla Peterson es la amiga muy lanzada, aunque al final comprenderá que a veces los juegos pueden ir demasiado lejos y que la estabilidad y la seguridad matrimonial, tan subestimada y discutida, cuando se la tiene parece que sobra, pero cuando falta se nota mucho.

“Dos más dos” confirma el crecimiento artístico de Diego Kaplan, que ya había mostrado buen pulso en “Igualita a mí”, una comedia que injustamente pasó sin pena ni gloria. Con su nueva propuesta supera el nivel medio de un género que no sólo aquí suele caer repetidamente en el mal gusto, la escatología y la calculada provocación. Aquí hay audacias y sexo, claro, pero también recuerda que cada uno le pide cosas distintas al amor. Además invita a reflexionar sobre los códigos matrimoniales y sobre los borroneados límites entre la amistad, el deseo y el sexo, un asunto muy manoseado por un gran romance de estos días.

El tema del intercambio de pareja en general se presta a los enredos y la parodia. Aquí está abordado en tono de comedia de costumbre, pero sin forzar el registro, con escenas risueñas, pero sin dejar en ridículo a sus personajes (salvo algún subrayado innecesario sobre los prejuicios de Diego (Suar), con una pizca de picardía más que de audacia. El film fluye con naturalidad, tiene buen ritmo y buenas réplicas, y ni siquiera desentona cuando al final se pone un poco serio. Entonces, -comedia amable al fin- deja a un lado cualquier idea atrevida y sugiere que está bien pedir ayuda y explorar nuevos caminos cuando la pasión escasea, pero que, ¡ojo!, la vida en familia exige menos experimentos y más charla y perdones.

Una película disfrutable. Tiene gracia, detalles, timimg y ocurrencias. Divierte y sugiere.