Dos en uno

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Una buena idea que se diluye pronto

Dos en uno , mediocre comedia francesa

La vida de Jean-Christian, un modesto empleado de un importante emporio comercial, es tan monótona como simple, pero todo cambia cuando, en un accidente que él presencia, muere Giller Gabriel, un ex astro de la canción de los 80. En realidad quien fuera mimado por la popularidad y la fortuna no ha muerto del todo, ya que su espíritu se ha refugiado en la cabeza de Jean-Christian quien, azorado, no sabe quién le habla. Giller, por su parte, se ve impedido de controlar los movimientos del huésped que lo aloja y así, entre alocadas y por momentos repetitivas situaciones, ambos, en la cabeza del simple empleado, comenzarán a vivir una extraña vida unida por los miedos, las contrariedades diarias y hasta por un romance que hará soñar con un bello porvenir a aquel individuo gris y triste.

En un camino en el que lo inconcebible se vuelve tragicómico, los directores Nicolás y Bruno intentaron realizar una comedia liviana con un soporte gracioso, pero el resultado es, apenas, una trama con muy poca chispa, demasiada locuacidad y un trasfondo simple que no alcanzan nunca a elevar los decibeles de la anécdota.

Daniel Auteuil, que siempre había demostrado una gran pericia para la comedia, aquí tuvo que esforzarse al máximo para llevar sobre sus hombros a un ser demasiado extravagante. El film, pues, va perdiendo de a poco el ingenio que prometía en sus escenas iniciales, hasta convertirse en una historieta que se resuelve con poca originalidad y con una pizca de gracia que emana por momentos de la locura del personaje central, convertido en alguien al que la vida lo compensa de su rutina y, al mismo tiempo, lo tortura a través de las voces de ese músico muerto revivido en su mente. Comedia típicamente francesa, Dos en uno recrea una vez más las travesuras de esos personajes alocados, aunque aquí apenas muestra que no siempre lo original puede ser gracioso y entretenido.