Dos días, una noche

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

Recursos poco humanos

Sandra (Marion Cotillard) se ha recuperado recientemente de una depresión profunda, y al reintegrarse a su trabajo se encuentra con que la situación económica ha afectado a la fábrica donde trabaja de operaria, y sus compañeros se ven obligados a votar para tomar una decisión: renuncian al bono anual de mil Euros, o deben despedir a Sandra.
Ella sabe que la mayoría de sus compañeros no dudará en elegir el dinero, a todos les hace falta, ninguno está en mejor situación que ella, y por lo visto los años de lucha obrera y sindical a favor de los compañeros, han quedado atrás.
Aún débil, y muy afectada por lo que sucede, Sandra debe salir a pelear, alentada por su esposo y con una­ hipoteca y dos hijos como fuerte motivación, debe salir a convencer uno a uno a sus compañeros de que voten a favor de ella.
Los hermanos Dardene vuelven una vez más con historias de esas que pegan fuerte, que angustian, y que muestran personajes desvalidos, aquellos que nadie quiere ver, pero que todos sabemos que existen, y que están ahí, pasándola mal, muy mal.
La historia no es un ensayo sobre la precarización laboral o la crisis europea, no pretende adoctrinar ni ejemplificar, es simplemente la historia de Sandra, cercana, íntima, interpretada por una Marion Cotillard extraordinaria, que nos hace sentir cada golpe, cada dolor de una mujer herida, pero que igual debe salir adelante.
Todo el tiempo está en ella la duda, Sandra no es una heroína, y varias veces quiere tirar la toalla, su enfermedad no la ha abandonado, los miedos, el pánico y la desesperanza se apoderan de ella en más de una ocasión
El filme muestra un abanico de personajes, los compañeros de la fábrica, quienes toman diferentes posiciones: el que siente culpa, el que se solidariza, el que prefiere enojarse porque sentir empatía sería demasiado doloroso. Todos son seres anónimos mostrados de forma extraordinaria, desde su simpleza y su desprotección.
Filmada de forma despojada, cercana, es una narración de lo cotidiano que muestra la lucha de una mujer frágil, en desventaja, pero que en esos dos días vuelve a ponerse de pie, se reconoce, y es capaz de volver a elegir.