Dos amores en París

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

La crisis de la media vida

Los 40 pueden ser una edad crítica. O así era antes de la aparición de las aplicaciones para citas. Esos dos tópicos aborda “2 amores en París”. Si a los años se suman una separación, la reducción a cero de la autoestima y una personalidad insegura, el escenario puede ser un drama o una comedia. El director Eric Lavaine, de quien hace unos años se estrenó “Entre tragos y amigos” se decidió por la segunda opción.

La protagonista es Juliette, bella, sexy e inteligente, pero terriblemente indecisa. Pero Juliette tendrá que aprender a comportarse como una adulta. Después de su separación y cuando creía que el resto de su vida consistiría en recluirse a comer tortas, una amiga la hace descubrir Tinder. A través de la app conoce a un hombre correcto y cortés, y ese primer impulso le hace ver que todavía puede seducir. Así, en una fiesta, conoce a otro hombre que es casi lo opuesto del anterior: impulsivo y pasional. Ambos la aman y le piden casamiento y ella, obviamente no podrá tomar la decisión. Comedia romántica al fin, no faltan las corridas con vestido de novia, escenas en la iglesia, equívocos y situaciones que aunque reiteradas, resultan siempre efectivas para un género con suerte dispar.