Dora y la ciudad perdida

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Dora la exploradora (Isabela Moner) llega al cine luego de ser durante años un clásico de la televisión para niños. Criada por sus padres en la selva, le ha llegado el momento de ir a la escuela secundaria. Pero sus aventuras como adolescente duran poco y Dora se verá obligada a llevar a sus amigos a una nueva aventura y búsquedas de tesoros.

La película tiene mucha simpatía y una gran energía inicial. Divertida, vital, con algunos buenos chistes. Pero luego deberá tomar la decisión de mantenerse como un producto para chicos, ser una película de Indiana Jones o una comedia con guiños para el público adulto.

En esa falta de rumbo la película comienza a perder potencia y queda en nada. Demasiada adulta para los más chicos, demasiado infantil para los adultos. Y por supuesto tampoco es un clásico del cine de aventuras. Es solo un ejemplo más de intento de explotar un éxito propio. En este caso, el negocio podrá funcionar, pero la película no.