Dora y la ciudad perdida

Crítica de Rodrigo Álvarez - Cinergia

La joven Indiana Jones

En plena era de remakes, reboots, reversiones y películas basadas en éxitos de la tv, llega a la cartelera local la versión live action de uno de los dibujitos preferidos de los sub 8: Dora, la exploradora. Y, créanme, no defrauda ni decepciona como otros productos del mismo estilo.

Dora y la ciudad perdida es la versión con humanos del popular dibujo animado Dora, la exploradora, protagonizado por la curiosa niña que le da nombre a la serie. En la versión original, animada, Dora es una chica curiosa que debe sortear diferentes acertijos o problemas en la selva con la ayuda de un monito, su primo Diego y con la complicidad e interacción de los espectadores, con el objetivo no solo de entretener sino de enseñarle a los más chicos diferentes palabras en inglés. Como es de esperarse, esta parte “educativa” de la animación original queda solo como un chiste en la película. Veamos entonces de qué se trata.

La película comienza con una Dora de la misma edad que en el dibujito. Una niña divertida, curiosa, optimista, intrépida y soñadora que vive en medio de la jungla sudamericana junto a sus padres y su primo Diego, de visita por las vacaciones. Todo es felicidad y aventura hasta que Diego debe irse a la ciudad para empezar el colegio. Dora, cuyos padres son exploradores, se queda en la selva siendo educada en casa por ellos. Se despiden y corte a Dora adolescente. El cambio que vemos en pantalla es solo físico. Dora sigue siendo la misma niña curiosa, optimista, etc., etc., que conocimos al principio de la pel´cula, pero en el cuerpo de una chica ya grande. Es entonces que sus padres, Eva Longoria y Michael Peña, deciden enviarla a la gran ciudad a estudiar mientras ellos van en búsqueda de un tesoro perdido de los Incas. Dora deberá entonces primero encajar en una secundaria típica, llena de apáticos adolescentes, nerds, bullies y todos los estereotipos conocidos para luego, casi sin quererlo, verse envuelta en una peligrosa búsqueda en medio de la jungla junto a un puñado de compañeres de clase.

Dora y la ciudad perdida es una mezcla perfecta de (pre) coming of age con película de aventuras. Una versión femenina y para chicos de 5 a 8 años de Indiana Jones. Está llena de acción y los pocos momentos de la trama en los que nadie corre, salta o gesticula en primer plano, mantienen la atención del público infantil con escenas y chistes en las dosis justas tanto para los más chicos como para los más grandecitos. Los guiños relacionados a la versión animada junto con la acción constante y el magnetismo y complicidad con los espectadores de la protagonista, interpretada por Isabela Moner, son lo mejor.

En resumen, Dora y la ciudad perdida es una muy digna película, y una muy buena adaptación de un dibujito animado llevado a la pantalla grande con personas reales y un excelente primer paso para introducir a los chicos al cine de Spielberg, por ejemplo.