Dora y la ciudad perdida

Crítica de Lara Luna de Bettin - Multiverso Pop

Ningún niño o pre adolescente de los 2000 creció sin escuchar la canción de “Dora, Dora, Dora la exploradora (Dora!)”, y ni hablar de haber visto algún que otro capítulo mientras mirábamos los dibujos a la tarde.

Dora, la exploradora, fue una serie animada educativa para chicos de Nickelodeon que se desarrolló entre el 2000 y el 2006, y en contra de todo lo que creíamos, Dora y la ciudad perdida (Dora and the Lost City of Gold) funcionó como una adaptación live action de la serie.

Extrañamente, esta película animada comienza recordándonos como era la serie, con la canción original y una pequeña Dora de seis años (Madelyn Miranda) rompe la cuarta pared y pregunta a la audiencia si pueden decir “delicioso” (en la serie original en ingles, Dora le enseñaba a los espectadores palabras y frases en español). En los primeros 5 minutos de película nos reencontramos con todos los personajes que ya conocíamos, Mapa, Mochila, Zorro y Boots, el mono de CGI que pasa de la fantasía de Dora a la realidad que vemos nosotros.

El director James Bobin y el coguionista Nicholas Stoller, tomaron muchos de los conceptos originales del show para la película del 2019, ya que, aunque Dora esta en edad de asistir a la secundaria, continúa hablándole al público – ahora a través de una GoPro- y mostrando una simpatía inderrocable.

Dora creció en las selvas tropicales de Perú, educada en casa por sus padres, una zoóloga y un arqueólogo, interpretados por Eva Longoria y Michael Peña, respectivamente. Son exploradores, insiste la película, no buscadores de tesoro. Y están obsesionados con la idea de descubrir la ciudad perdida de Parapata.

Dora (Isabela Moner), que ahora tiene 16 años, está siendo enviada a la gran ciudad, también conocida como Los Ángeles, para asistir a la escuela secundaria con su primo Diego (Jeff Wahlberg) mientras que sus padres están en la búsqueda de Parapata, la ciudad de oro inca perdida. Ver a Dora navegar por la selva de la escuela secundaria, hubiera sido lo suficientemente entretenido (Chicas pesadas del 2019), pero un secuestro inesperado la coloca a ella, Diego y a compañeros de clase en la jungla.

En esta sección de la película, hay laberintos y rompecabezas, un pantano de arenas movedizas , una canción sobre ir al baño en la jungla y un campo de flores rosas gigantes que precede a un interludio animado donde los personajes aparecen animados, tal cual como aparecían en la serie original de Nick.

En síntesis, la película es ridículamente encantadora, un largometraje que sabe quien es su target y aprovecha este para ser rara y apropiada para la edad, demostrando que a a veces los adultos son los tontos y los niños -especialmente las chicas- son las que la tienen re clara.