Dora y la ciudad perdida

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Justo que en estos momentos la selva amazónica está en boca del todo el mundo, donde hay políticos que están a favor de la conservación, y otros que prefieren la deforestación, estrenan una película cuya locación principal es esa y está ubicada del lado peruano.

El singular personaje que surgió como un dibujo animado es encarnado por seres humanos en éste largometraje destinado para un público infanto-juvenil. Porque la realización de James Bobin es una versión muy endulzada de otras producciones similares dedicadas a entretener a personas más grandes.

Aquí, Dora (Isabela Moner) es una adolescente criada en la selva peruana por sus padres exploradores. Ella es sagaz e inteligente. No teme a andar sola por ahí, ya que la jungla es su hábitat natural pero, como sus progenitores consideran que no está todavía preparada para encarar junto a ellos una expedición en busca de una ciudad Inca perdida, cuya leyenda dice que tiene muchísimo oro, la envían con sus familiares que viven en los Estados Unidos. En ese sitio inexplorado por ella deberá hacerse paso.

Pero, como esta propuesta cinematográfica está dirigida para los pequeños, no puede permitirse ahondar en detalles y tomarse su tiempo describiendo el choque notable de culturas totalmente disímiles. El director opta por ir directamente a la aventura misma y allí va ella, con unas situaciones un poco forzadas para que vuelva a la naturaleza y demuestre sus habilidades.

Isabela Moner interpreta con soltura a un personaje que está lleno de energía, simpatía, una bondad casi exasperante, candidez, aunque no es tonta, tiene valentía, nobleza y honradez. Muchas virtudes, y prácticamente sin defectos a la vista.

El film está lleno de situaciones vistas en otras ocasiones. Con un grupo de malos que quieren encontrar el tesoro y la heroína, con sus amigos, deben impedirlo. El relato tiene un ritmo que no da respiro, música incidental que realza los momentos épicos, cuando es necesario. Un elenco que es funcional a la historia y a la protagonista, que no desentona. Tal vez, se nota un poco que la producción no contó con un gran presupuesto y ciertos efectos no son todo lo deslumbrante que requiere esta clase de género cinematográfico.

En suma, se trata de una película que valora la hidalguía, la bondad, la amistad, y pone claramente de manifiesto que los malos siempre tienen que perder.