Dora y la ciudad perdida

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Estoy harto de su incansable optimismo idiota!. Cállense y por favor… no canten!

Dora la exploradora: la película. ¿A quién diablos se le ocurrió la idea?. Las buenas nuevas es que, lo que parecía absurdo e infilmable, terminó convirtiéndose en una comedia de energía contagiosa. Eso es lo que pasa cuando le das un proyecto imposible a un grupo de libretistas de imaginación salvaje – ¿se acuerdan de La Gran Aventura Lego? – y los tipos te salen con un delirio imposible de anticipar y mucho mas disfrutable de lo que pensabas. No solo eso, sino que las aventuras cinematográficas de Dora corren serio riesgo de convertirse en una franquicia. ¿Qué tal?.

Este es el mismo equipo que hizo la deliciosa Los Muppets 2011 (pero también los que la pifiaron con Muppets 2: Los Mas Buscados), y tiene esa misma onda descontracturada. No solo homenajea al original sino que lo parodia. Cada dos minutos Dora se para frente a la cámara, suelta una parrafada sacada de la Wikipedia, y te pregunta si podés repetirla… mientras que la gente alrededor la mira y piensa que está loca (¿con quién diablos habla?). O el momento Zen en donde Dora está agobiada por los obstáculos con los que debe lidiar para liberar a sus padres… y el monito mascota que la acompaña le habla con la voz aguardentosa de Danny Trejo en un instante de epifanía. O el impagable momento en que la detestable compañera de colegio de Dora le agarran ganas de hacer el número dos en plena jungla y Dora le hace una canción ecológica sobre el popó mientras le cava con ganas un agujero en la tierra para que la chica pueda evacuar. Oh, sí, el filme está plagado de ocurrencias semejantes y es imposible no verlo con una sonrisa.

Pero Dora y la Ciudad Perdida no funcionaría de no ser por Isabella Moner. La piba tiene talento de sobra y carrera para rato, y ya la había visto robarse cámara en la comedia dramática Familia al Instante. La Moner desborda energía y optimismo, y llena la pantalla con sus enormes ojos de anime (¿por qué no la contrató Robert Rodriguez para Alita, Angel de Combate?; porque la Moner no precisa efectos especiales para agrandarle los ojos!). Es súper sabia, súper ecologista y súper segura de sí misma. El chiste reside en que vivió toda su vida en la jungla con sus padres arqueólogos (Michael Peña y una Eva Longoria pasada de pastas), y ahora la mandan a la civilización mientras los papis van a buscar una enigmática ciudad perdida de los incas. Todo el mundo la mira raro, ella es literal – como el baile de secundario donde deben “disfrazarse como su estrella favorita”… y ella va como el Sol (!) – y hasta el primo (que compartió su niñez con ella) se siente abochornado. Pero todo es pura diversión y la Moner se carga la película sobre sus hombros con la confidencia de una auténtica estrella.

Con toques de humor absurdo, Tomb Raider y algo de Indiana Jones, Dora y la Ciudad Perdida es inesperadamente efectiva, súper divertida y altamente recomendable. Los que la pasan peor son los adultos del elenco latino – Longoria, Peña y hasta Eugenio Derbez – que van de lo bochornoso a lo apenas correcto; pero el cast adolescente está muy bien y la Moner es genial, y solo por su entusiasmo vale la pena ver la película, diversión asegurada para toda la familia.