¿Dónde está ella?

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

El amor y la familia son fundamentales para el ser humano. Eso es lo que siempre se dice y se cree. Pero, para no todas las personas le es suficiente o, por el contrario, resulta ser demasiado, tanto, que las agobia hasta asfixiarlas.

Algo de eso le habrá sucedido a Laura (Lucie Debay), una mujer casada, con hijos chicos, trabajo, de clase media, y aparentemente feliz frente a los demás, aunque por dentro arrastra una gran tristeza, inexplicable, que la lleva un día a desaparecer de su casa y del empleo para dejar a los familiares y conocidos desconcertados.

Ese es el núcleo de la película dirigida por Guillaume Senez, y quién lleva adelante el desarrollo de la historia es su marido Olivier (Romain Duris), un incansable trabajador de una fábrica y, además, es el jefe del equipo de su sector. Por eso se convierte en un líder sindical como lo fue su padre.

Nadie sabe dónde está Laura, ni porqué se fue. Ni siquiera el espectador. De un día para el otro a Olivier le cambia la vida. Tiene que ser padre y madre a la vez, mientras se reparte el tiempo con su trabajo, la búsqueda del paradero de su mujer y la desesperanza, que avanza con los meses. Gracias a su mamá que lo ayuda del cuidado de los hijos, y el arribo de su hermana para colaborar con ellos durante unos días, hace que los primeros tiempos sean más llevaderos.

El film transita el género dramático con mucha profundidad. El fuera de campo es muy fuerte, como para qué todo gire en torno de la ausente y se mantenga la tensión allí. Pero, lo real y presente, está relatado desde la mirada del protagonista. A partir de sus acciones y del sufrimiento que carga es que se puede elaborar una suerte de explicación del porqué tomó semejante decisión la mujer. Si fue stress, egoísmo, hartazgo, o un colapso y agotamiento mental.

Esta coproducción belga y francesa prioriza el clima intimista y humano, apoyado por un ritmo no tan lento cómo para ser aburrida, sino para que sea cálida, y que el sentimiento familiar genere la empatía necesaria con el espectador para que la historia funcione y sea creíble.

Porque ellos viven como pueden y mantienen la rutina a pesar de todo, mientras la esperan con ansias y sin cuestionamientos.