Don Gato y su pandilla

Crítica de Carlos Herrera - El rincón del cinéfilo

A finales de la década de los ´50 los programas exitosos de la televisión estadounidense eran las series policiales y de gangsters con argumentos que tenían un desarrollo muy crudo para la época, y en contrapartida existían series de dibujos animados con temas para todas las edades. A pesar de ser contrapuestos, ambos estilos compartían el alto rating del prime time.

En 1961 la cadena ABC puso en el aire a “Don Gato y su pandilla”, una producción de los estudios Hanna-Barbera que, en un intento de fusionar a las dos temáticas que lideraban la audiencia, parodiaba las series policiales y de gangstgers mediante dibujos animados.

La propuesta era original y divertida pero, sin embargo, no tuvo éxito y luego de una temporada en el aire se dio por finalizada su producción.

Los telespectadores latinos y los análisis de un éxito

La televisión de los Estados Unidos, en plena época de exportación de sus producciones, distribuyó internacionalmente a “Don Gato y su pandilla”, que inesperadamente obtuvo un rotundo éxito en toda Latinoamérica y España.

Los 30 capítulos que se hicieron para la serie resultan escasos para las continuas reposiciones que se efectúan desde la década de los ´70 en toda América latina.

Los investigadores televisivos, al contrario de los teatrales y cinematográficos, realizan sus análisis partiendo desde el marketing, por lo tanto al analizar el rechazo que sufrió “Don Gato” en EE.UU. observan que la pandilla de gatos callejeros pudo ser asociada con las pandillas de latinos que proliferaban en esa época en Nueva York, y por el contrario el éxito llegó cuando los sudamericanos encontraron identificación con los personajes animados.

De hecho, Don Gato con su chaleco y su sombrero, tiene como referente directo a los gangsters de origen italiano, y Cucho, su incondicional amigo, es un gato nacido en México, precisamente en Mérida (en el doblaje al español neutro se nota claramente el acento yucatano).

El doblaje también ha tenido gran influencia en la aceptación de los espectadores latinos, especialmente los de México, donde se lo realizó, ya que para trabajar las voces no se utilizó como base ni las inflexiones ni las coloraturas ni los timbres utilizados en inglés, sino que los actores buscaron desde el dibujo del personaje y los textos que perfilaban las personalidades, a las voces que utilizaron para doblar.

En este rubro merece párrafo aparte el queridísimo actor Tata Arvizu que hace cincuenta años dobló (y sobre todo creó) las voces latinas de Benito y Cucho, y en 2011, con 80 años de edad, volvió a doblarlos con el mismo estilo y calidad que lo hiciera en 1961.

Llega la película

Porque a cincuenta años del estreno televisivo en EE.UU. Anima Estudios, de México, e Illusions Studios, de la Argentina, se asociaron para llevar al cine a los personajes de “Don Gato y su pandilla” con una película que en su estreno mexicano arrasó con la taquilla y dejó en el camino a los “supertanques” de Hollywood estrenados en la misma semana marcando un récord en toda la historia del cine de ese país.

La historia que se cuenta no está alejada de las de televisión y comienza cuando la pandilla, que está en el callejón donde se reúne, se entera que llegó a la ciudad de Nueva York el Maharaja Picajú, que regala diamantes como propina a quien lo atiende.

La pandilla idea un plan para acercarse al dadivoso millonario para así obtener un diamante y están tranquilos, ya que el oficial Matute no los vigilará porque está muy ocupado tratando que lo asciendan de rango.

Todo marcha bien en los planes de la pandilla y el oficial, hasta que se interpone en el camino de todos el siniestro Buenrostro que, convertido en jefe de policía, implementa un sistema de vigilancia que resulta asfixiante para todos los habitantes de la ciudad.

Análisis y crítica de la película

La historia, como ya se comentó, no está alejada de las que se desarrollaron en los treinta capítulos de la serie, incluso en algunas subtramas puede apreciarse una fusión temática de los mismos.

Los personajes conservan la empatía de los de la televisión y los mensajes siguen siendo los relativos al valor de la amistad, a las consecuencias de infligir la ley, la ambición desmedida y lo cercano al delito que conducen los senderos que se transitan para lograr beneficios sin esfuerzos.

En cuanto a la vigencia, puede señalarse que los jóvenes del tercer milenio también se reúnen en grupos porque es importante “pertenecer” y con el incremento, en todo el mundo, de la inseguridad personal, puede encontrarse en la película una alusión al debate sobre el riesgo de que la instalación de cámaras de vigilancia hasta en la vía pública, se convierta en la implementación de un panóptico que llegue a anular la privacidad de las personas.

Esta película seguramente será disfrutada al máximo por los espectadores que rondan los cuarenta años, y el agregado del sistema 3D hará que los niños, a partir de los cinco años, estén atentos a los efectos visuales que con el mismo se obtienen.