Don Gato y su pandilla

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Eficaz resurrección de los personajes televisivos en formato 3D

A cincuenta años de la creación de los personajes de Don Gato y su pandilla por parte de Hanna y Barbera, estos personajes que protagonizaron una larga serie televisiva que se emitió con gran éxito desde las pantallas de los Estados Unidos hasta Europa e Hispanoamérica, ahora llegan al cine en una coproducción entre la Argentina y México. Esta vez la aventura de estos simpáticos animalitos que sobreviven a duras penas en un desaseado callejón neoyorquino siempre perseguidos por el policía Matute, se centra en la llegada a la ciudad del marajá de Pocajú, famoso por regalar rubíes como propina. Cuando Don Gato y sus amigos se enteran de que ese dadivoso multimillonario asistirá a un concierto en el Carnegie Hall trazan un plan para dejar atrás sus días de hambre y pobreza.

Pero como es costumbre para esta banda gatuna, siempre hay algo que sale mal. Pronto descubrirán que el oficial Matute podría ser ascendido a jefe de la policía aunque, sin embargo, Lucas Buenrostro, un nuevo candidato para ese puesto, hace su aparición con intenciones muy distintas de las de poner orden y ayudar a los ciudadanos. Don Gato, siempre acompañado por sus fieles Benito, Cucho, Espanto, Demóstenes y Panza, deciden enfrentarse con ese enemigo que poco a poco logra el control de toda Nueva York. El film contiene todos los elementos que, desde los inicios de la serie, hicieron de ella una de las preferidas de los niños y también de los mayores. Los dibujos son animados con gran calidad.

El director Alberto Mar, a la cabeza de un equipo técnico que supo apoyar con eficacia este renacer de Don Gato y su pandilla, logró un film que une a un guión elaborado con indudable gracia una pátina de calidez y de cierta ternura.