Dolor y gloria

Crítica de Nahuel Tulian - Metafilmika

por Nahuel Tulian
“Un viaje a la nostalgia”
En marzo de 2019, se lanzaba la nueva película del español Pedro Almodóvar, contando así con más de 20 filmografías en su haber, destacadas como La mala educación, (2004), Volver (2006) o "La piel que habito",(2011). En esta lleva cabo la dirección y el guión, consiguiendo así múltiples nominaciones por todo el mundo, entre ellas, mejor película extranjera en los Oscars 2020. Este film trae consigo una carga emocional por parte del director, la cual se puede sentir como algo muy personal que él mismo quiere transmitir, y es ese paso inexorable del tiempo junto con todo lo que ello conlleva.

Dolor y gloria (2019), nos presenta a Salvador Mallo (Antonio Banderas), un director muy exitoso que ya pasa por sus años de caída.
Durante el film se proyectan momentos de su niñez, cómo nace su amor por el cine, cómo fué la relación con su madre (Penélope Cruz), su primer amor y también mezclando estos “flashbacks” con reencuentros de personas importantes de su pasado, así también se muestra el presente de Salvador, múltiples problemas físicos, psicológicos y una vía de escape poco convencional a los problemas, aun así se observa que él nunca ha dejado de escribir, siendo este el impulsor a seguir con su vida y sobrellevar el dolor.
La película, cuenta con unos diálogos excelentes, todos con su debida relevancia para entender más y más al personaje interpretado por Antonio Banderas. La dirección se centra en Salvador Mallo, contando todo lo que ocurre a su alrededor y dentro de su cabeza, esto nos lleva a dejar en claro y contextualizar el porqué de sus acciones en todo momento.
Su narrativa puede que sea de tránsito lento en la primera hora de película pero luego levanta de una manera excelente. Lleva muy bien el humor y los momentos de tristeza silenciosa que puede padecer el personaje, llevando a destacar el papel de Banderas, nominado al Oscar por mejor actor entre otros y ganador en el festival de Cannes como mejor actor, lo que muestra en pantalla su personaje es genuino, es creíble. El personaje padece de cierto dolores musculares y en todo momento los recrea. Se destaca a la mayor parte del elenco, no obstante la interpretación de Penélope Cruz es admirable, junto a Alberto Crespo (Asier Etxeandia) y el excelente aporte de Leonardo Sbaraglia que en los pocos minutos que posee, le ofrece un resignificado a la trama.
Se puede destacar la dirección de fotografía, a cargo de José Luis Alcaine, que explota muy bien la luminosidad y los contrastes de colores con sus escenarios, sin dudas le ofrece a la película una identidad propia en este punto.
"Dolor y gloria es una película nostálgica, que despierta nuestros miedos y olvidos. Despierta nuestra creatividad y nos hace replantear el camino conseguido. Y como este camino deja huella para bien o para mal, éste mismo es recurrente y afecta de alguna forma nuestro presente, es la posibilidad de poder darle un cierre a los ciclos que parecen nunca cerrar."