Dolor y gloria

Crítica de Leandro Porcelli - Cinéfilo Serial

A muy poco tiempo de haber competido por la Palma de Oro en Cannes y de haberle valido el premio de Mejor Actor a su protagonista en el mismo festival, nos llega lo nuevo de una de las grandes voces del cine no solo hispano o europeo sino mundial.

Antonio Banderas protagoniza a un director de cine que se encuentra luchando contra su retiro obligado por cuestiones de salud. Varios dolores corporales y mentales lo vienen aquejando, haciéndole imposible realizar el cine que tanto lo llena. El disparador de la historia será una propuesta para presentar uno de sus antiguos éxitos, con el problema de que no se habla con su actor protagónico desde el estreno de la cinta hace ya más de tres décadas. Lamentablemente, ambos están reacios a reconectarse y afortunadamente pueden recurrir a algo de droga “medicinal” para hacerlo más sencillo.

Como es costumbre en los trabajos de Almodóvar, podemos disfrutar de un elenco ecléctico repleto de grandes actuaciones. Acompañando a Banderas se encuentran nombres que podrán no ser tan conocidos por la mayoría y que entregan espléndidos rendimientos, como Asier Etxeandia en el papel del complicado actor y Nora Navas como la asistente del director. Aunque también tiene nombres muy familiares para todos, como lo son Cecilia Roth, Leonardo Sbaraglia y Penélope Cruz como la madre de la versión infantil de nuestro protagonista.

Y es que la cinta fluye entre el presente, los recuerdos del director y las experiencia que va a ir construyendo mediante empiece a meter el pie en las aguas de las drogas, los amores pasados, las nuevas oportunidades y los dolores que se rehúsa a procesar. La película comienza con Banderas enlistando las varias dolencias, tanto físicas como mentales, que aquejan a su personaje pero durante el desarrollo del film veremos cómo intenta sobrevivirlas hasta llegar al punto en el que debe aceptar y de alguna manera enfrentar aquellas que no se atrevió ni a nombrar en un principio.

El del cineasta español es siempre un cine familiar, celebrado y sentido. “Dolor y Gloria” no desentona para nada con el resto de su filmografía, y ofrece una gran alternativa para todo aquel dispuesto a pasar un buen rato en las reflexiones de una de las voces más valiosas de la industria contemporánea.