Dolittle

Crítica de Guillo Teg - El rincón del cinéfilo

¿Qué hacen actores de la talla de Robert Downey Jr. o Antonio Banderas luego de hacer un personaje tan icónico como “Iron Man” o un trabajo tan profundo como el de “Dolor y Gloria· (Pedro Alomodóvar, 2019)? ¿Dónde se ubican luego de eso?

Solía suceder en los viejos cines de pueblo que de vez en cuando algún exhibidor sacaba de la galera una vieja torta de película para armar un doble programa para chicos, cuando llevar estrenos salía mucha plata o escaseaban ciertos productos. Uno de esos casos fue en un cine de San Nicolás a fines de los ‘70 El programa incluyó cortos de Tom y Jerry, “La vuelta al mundo en 80 días” (la de David Niven y Cantinflas. de 1957) y “Las aventuras del Dr Dolittle” (la original, con Rex Harrison, de 1967). Lleno el cine, pero además para chicos que no superaban los 10, 11 años en ese entonces, todo fue deslumbrante.

Repasando aquella versión con Rex Harrison en la tele del living deja en evidencia dos cosas: 1) los chicos han sido claramente carne de cañon en todas las épocas, porque no se trata de si esa película sobrevivió el paso de los años, simplemente era un producto regular, cumplía y nada más. 2) En Hollywood el cine se recicla más que el plástico.

En lugar de dejarla en una estantería de los buenos recuerdos decidieron revivir la historia con Eddie Murphy en 1998, y encima regalarle al mundo una secuela en 2001. Claro, la apuesta era al actor y su archiconocido carisma para generar dividendos y mal no le fue (en la taquilla, de cine ni hablar). Casi veinte años después, y ahora con una tecnología de punta para librar la imaginación hacia el infinito, vuelve este personaje que inexplicablemente encuentra una tercera oportunidad para mostrarse.

Hay una introducción animada tipo “había una vez” que se ocupa de extraer y revelar todos los elementos y rasgos emocionales del protagonista en lugar de reservarlos para que el espectador los vaya descubriendo, y con ellos la razón por la cual hace lo que hace. Así que John Dolittle (Robert Downey Jr..) desde chico puede hablar con los animales en todos sus “idiomas”, cosa que le da cierta popularidad. Conoce a su mujer y con ella recorre el mundo ayudando a todo bicho que camina y llevándoselos a su estancia. Un día su amada emprende un viaje del cual nunca regresa, y John se aísla del mundo humano. Termina la animación para dar paso a la acción viva. Un niño y una emisaria de la reina llegan a la mansión del doctor en busca de ayuda. Él para curar a una ardilla, y ella para que haga lo mismo con la reina que ,anda envenenada por el palacio, y sería conveniente su sanación porque si no las tierras del buen doctor quedarían en manos de inescrupulosos. El remedio para la reina se esconde en una plantita ubicada en los confines del planeta. Imagine el resto. En esta gesta Dolittle será acompañado por un gorila con complejo de inferioridad, un oso polar que sufre el frío, un papagayo (de inteligencia superior al resto del elenco), y la ardilla que ya goza de buena salud.

Que se hayan necesitado cuatro guionistas para contar prácticamente la misma historia original de hace más de cincuenta años es misterioso, pero que Dan Gregor, Hugh Lofting, Chris McKay y Stephen Gaghan no hayan podido siquiera trabajar la construcción de los personajes para darles un alma resulta ridículo. En eso. y en una total falta de ritmo narrativo por parte del último de la lista que también es el director, reside la razón de por qué éste estreno comete el peor pecado posible en una película de aventuras: aburrir mucho. Técnicamente hay mucho trabajo de animación del bueno. Los animales se ven reales, aun cuando se humaniza su comportamiento, pero el resto de los artificios, decorados, objetos, barcos, lucen precisamente artificiales como sino hubiesen podido integrarse a la escena, y es que todo tarda tanto que exaspera. “Dolittle” es una aventura sin vida, producto de un guión mal escrito y peor llevado a cabo. El director tiene otro mérito que va más allá de lo formal: Ha logrado que el elenco completo trabaje mal, incluidas las voces de los personajes digitales. Una hazaña. ¿Qué hacen actores de la talla de Robert Downey Jr o Antonio Banderas aquí? Eso. Un trámite antes de ir al banco.