Dólares de arena

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Noelí (Yanet Mojica) es una joven dominicana que deambula por las playas buscando hacer algo de dinero sacando ventaja de los turistas que las visitan. Entre sus clientes hay una señora mayor, francesa, solitaria, con quien mantiene una relación durante tres años de idas y venidas, siempre que haya dinero de por medio. Anne, esta mujer, es interpretada por Geraldine Chaplin, quien da vida a una mujer adinerada que de repente se encuentra enamorada de esta joven, aunque sepa pero por momentos no parece terminar de aceptar que sólo el dinero las une.
El novio de Noelí no sólo está de acuerdo con esta relación sino que la empuja cada vez más con tal de obtener beneficio económico, nunca parecen haber celos de parte suya. Y los sentimientos de Anne son cada vez más fuerte hasta considerar llevarla a Europa con ella, algo que Noelí busca: irse, escaparse de ese lugar de apariencia paradisíaca. Porque Anne se siente tan sola, escapando también, de vaya uno a saber qué (se sugiere pero nunca se llega a saber con certeza), que es capaz de aceptar las migajas que la joven le ofrece.
La película escrita y dirigida por Laura Amelia Guzmán & Israel Cárdenas está basada en la novela homónima de Jean-Noël Pancrazi. El tema de la prostitución nunca se torna central, sino que funciona más bien como una excusa, y esto permite un relato más intimista y menos obvio.
Los cuerpos juegan un papel primordial en el relato del film. Noelí y sus bailes sensuales, o el cuerpo arrugado de Anne, de quien la cámara parece esperar más su sonrisa que otra cosa. La musicalización (destacado el comienzo y el final con Ramon Cordero cantando, como marca de un círculo vicioso, o de algo que ya estaba escrito), los silencios, las pocas palabras de sus protagonistas, y el modo de filmarlas terminan de hacer de esta película un relato íntimo aunque nunca lo suficientemente profundo. Es una opción no ahondar demasiado en algunos momentos, sino dejarse llevar por lo que hay, como hace Anne con Noelí, dos personajes que no saben demasiado el uno del otro porque es mejor así.
Geraldine se luce en su interpretación sutil pero llena de matices y la debutante Yanet está muy bien como ese objeto de deseo que representa la juventud, la vida por delante.
Una película alejada de estereotipos y clichés, aunque no termine de profundizar en muchas cosas, filmada con conciencia aunque algunos recursos se tornen un poco repetitivos, como la iluminación intensa en el fondo, a lo largo del film. Sin dudas, una propuesta muy interesante.