Doctor Sueño

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Hablar de la pertinencia o no de una secuela cinematográfica de El resplandor (The Shining) carece de sentido desde el momento en que fue el propio Stephen King quien en septiembre de 2013 decidió publicar la continuación de su novela de 1977. Una vez lanzado el libro, imposible no pensar en una nueva película. Y fue Mike Flanagan, en su triple rol de guionista, editor y director, el encargado de la esforzada y al mismo tiempo valiosa transposición: el corte final de 151 minutos incluye una multiplicidad de épocas, personajes, conflictos, locaciones y referencias que hablan a las claras de un proyecto ambicioso, que pretende estar a la altura de su predecesora, del aura de Stanley Kubrick y de las 531 páginas escritas por King.

N. de la. R: A partir de aquí habrá algunos spoilers (si les molestan, se recomienda seguir leyendo una vez vista la película)

Doctor Sueño arranca con dos prólogos y ya desde el inicio (tomas aéreas cenitales y acordes que remiten a la banda sonora original de Wendy Carlos y Rachel Elkind) habrá homenajes estilísticos y guiños varios al film de Kubrick. En el primer preámbulo (ambientado en la Florida en 1980) vemos cómo una suerte de secta de seres paranormales denominada Nudo Verdadero y liderada por Rose La Chistera (Rebecca Ferguson) secuestra a una niña; también nos reencontramos con el pequeño Danny Torrance (Roger Dale Floyd) lidiando con sus fantasmas, traumas y pesadillas; en el segundo (que transcurre en la Nueva Jersey de 2011), Danny (Doc) aparece en su versión adulta encarnada por Ewan McGregor. Alcohólico, drogadicto, afecto a relaciones efímeras y a violentas peleas en bares, el protagonista es un alma en pena.

Ya en la actualidad, Danny Torrance se muda al pequeño pueblo de Frazier, donde intentará reencauzar su vida abandonando las adicciones y con un par de trabajos como enfermero en una asilo de ancianos que sufren enfermedades terminales y como ayudante del querible y solidario Billy Freeman (Cliff Curtis) en un tren lúdico que hay en el lugar. En Doctor Sueño aparece también una coprotagonista, Abra Stone (Kyliegh Curran), una adolescente afroamericana de 13 años con poderes extraordinarios que le permite tener visiones, adivinaciones, anticipaciones y comunicaciones a distancia que la convertirán en la socia ideal de Danny y en rival de Rose y su clan.

Lo que sigue es una acumulación de enfrentamientos, perversiones, situaciones tan extremas como perturbadoras (abusos varios a niños y adolescentes) y constantes apariciones del sabio Dick Hallorann (originalmente interpretado por Scatman Crothers y ahora por Carl Lumbly) que desembocarán en el mítico Hotel Overlook, con sus gemelas y la bañera de la habitación 237.

Hay algo de regodeo en este juego de citas, de veneración a El resplandor y por momentos la sensación es de una película demasiado solemne, derivativa y un poco desnortada. Algo así como un parque de diversiones del género fantástico y de terror, en una acumulación similar a la de Andy Muschietti en la secuela de It. Como compensación y contrapeso, Doctor Sueñoentrega un puñado de escenas logradas desde lo formal, con un buena construcción de tensión, suspenso e irrupciones de un terror que va de lo psicológico a lo sangriento, y un notable trabajo de dirección de fotografía y de diseño sonoro y visual. Sin ser ninguna maravilla, por su dimensión y su portentoso despliegue visual es una película que “exige” ser vista en pantalla gigante. En ese sentido, esperar hasta que llegue al streaming hogareño no parece ser un buen Plan B. Si no es en un cine casi que es mejor dejarla pasar... para siempre.