Doctor Strange en el multiverso de la locura

Crítica de Diego Alvarez - AM 750

Desde julio de 1963, de la mano de Stan Lee y Steve Ditko, el neurocirujano Stephen Strange pasó de ser un médico egocéntrico y codicioso a "el Maestro de las Artes Místicas", el nexo entre los superhéroes -muchas veces más terrenales que los de su competencia- de Marvel y lo sobrenatural.

En 2016, el reconocido director Scott Derrickson tuvo la tarea de llevar al cine e integrar al Universo Cinematográfico de Marvel (UCM) a Doctor Strange, y así lo hizo, con una película de origen en la que el carismático Benedict Cumberbatch interpretó de manera icónica al Hechicero Supremo.

Seis años después, ya en la Fase 4 del UCM y luego de haber combatido la amenaza galáctica que supuso Thanos y haber vivido la muerte de Iron Man, llega Doctor Strange: en el Multiverso de la Locura (2022), dirigida esta vez por la leyenda del cine Sam Raimi, en su regreso triunfal al cine superheroico.

Si Derrickson sentó las bases para el personaje en el cine siendo un realizador ligado al terror, Raimi sigue la historia desde la fantasía y el horror lúdico muy presente en su cine desde sus clásicos como Evil Dead (1981), el epítome de la Clase B, pero también fusionando el blockbuster como lo fue la trilogía fundacional -y de la cual es deudora el UCM- de Spider-Man con Tobey Maguire a la cabeza.

El film comienza sin respiro desde el minuto 1 con una persecución en algún universo con una variante del Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) y una joven llamada América Chávez (Xochitl Gomez) escapando de una entidad sobrenatural que quiere sacarle los poderes a ella.

Chávez tiene el poder de viajar a voluntad por distintos universos paralelos, y eso la hace presa de una amenaza hasta el momento desconocida, que quiere utilizarla para sus propósitos.

Strange deberá defender a la joven mientras se enfrenta a las consecuencias de haber alterado el Multiverso en Spider-Man: sin camino a casa y también a una antigua aliada convertida en némesis: Wanda Maximoff/Scarlett Witch (Elizabeth Olsen).

Un camino de ladrillos amarillos
Esta nueva aventura de Doctor Strange es, como se dijo anteriormente, el gran regreso de Sam Raimi al cine luego de Oz: el poderoso, de 2013, y entre ellas hay bastantes similitudes, ya que el viaje multiversal que se realiza es como ese camino de ladrillos amarillos que nos lleva a la tierra mágica, donde tenemos un mago que se enfrenta a una bruja desdichada y una joven que queda en el medio de esta disputa, como mucguffin de la historia.

Sin embargo, Doctor Strange: en el Multiverso de la Locura es la historia de la pérdida y la tragedia de Wanda Maximoff luego de la serie Wandavision. La pérdida de esa familia que “creó” y que ahora, poseída por un libro oscuro, quiere recuperar a como dé lugar. También es la historia de Strange, la búsqueda de la felicidad y de lo que significa esa palabra. Quizás el “soltar” del que tanto hablan sea verdaderamente el fin de estar en paz con nuestras decisiones y el Hechicero Supremo lo sabe. Por último, la identidad y la fe construida en uno mismo a través del personaje más joven, América Chávez, una niña que perdió a sus madres por un accidente con sus poderes y que cree no saber controlarlos, solo porque tiene ese miedo inconsciente de que la historia vuelva a repetirse.

Se nota que Sam Raimi tuvo mucha más libertad que cualquier otro realizador en el UCM dirigiendo el guion de Michael Waldron -guionista de Rick y Morty y uno de los creadores de la serie Loki- porque en el film se ve su sello característico del género fantástico, el horror y el humor negro, como así también el movimiento de cámaras que varias veces nos hace rememorar varias de sus peliculas.

Sin entrar en spoilers, hay una secuencia de “pelea musical” entre dos personajes en los que literalmente las armas son notas musicales, algo nunca visto y de lo que solo podría ser responsable Raimi y el maestro que escribió la banda de sonido: Danny Elfman, amigo y colaborador del director desde hace décadas.

A Benedict Cumberbatch se lo ve más que arraigado en su personaje pero quien se roba el film sin lugar a dudas es Elizabeth Olsen y su Scarlett Witch, una mujer con el corazón roto y corrompida por la búsqueda de sus hijos, que deberá llegar a una redención para cerrar su historia luego de la serie Wandavision.

Quizás una de los contras es que, para disfrutar de la historia -que se siente como una “película del medio”- sea necesario haber visto sí o sí las series Wandavision, What If…?, obviamente el primer film de Doctor Strange y Spider-man: sin camino a casa.

En conclusión, Doctor Strange: en el Multiverso de la Locura es, por un lado, el gran regreso de Sam Raimi al cine superheroico y, en segundo lugar, el film menos Marvel de los últimos tiempos (y esto es un elogio). El Multiverso es sinónimo de futuro para el Universo Cinematográfico Marvel.