Djam - Una joven de espíritu libre

Crítica de Catalina García Rojas - Visión del cine

Después de su estreno en el último Festival de Cannes llega a las salas la nueva entrega del director Tony Gatlif: Djam – Una joven de espíritu libre, un drama musical que retrata la travesía de una carismática y fuerte mujer griega en Estambul.
Djam es una intrépida y desprejuiciada joven que vive en la isla griega de Lesbos, su tío le encomienda ir a Estambul a comprarle una biela para su barco turista que necesita esa pieza para funcionar. En medio de su viaje se encuentra con Avril, una joven francesa que está allí como voluntaria para ayudar a los refugiados de la ciudad turca y a quien, de improviso, su novio la deja sola y sin dinero. Djam la invita a formar parte de su travesía y la hace su compañera de viaje. Las dos jóvenes se sumergen en una aventura llena de encuentros y desencuentros.

La libertad de sus espíritus está guiada por la música tradicional griega: el rebético. Un género musical que cultivó a miles de generaciones a través de los años, gracias a sus ritmos fascinantes, el dolor que expresa en sus letras y la rebeldía de su esencia que se apropia del ser e invita a que la gente se reúna alrededor de sus textos. Aquellas palabras que hablan sobre la protesta contra el poder, el dinero y la profundidad del amor ya sea correspondido o no. Un canto fuerte de la cultura griega en una época difícil de crisis financiera e indiferencia burocrática.

A través del juego de sombras y una cámara en mano, el director Tony Gatlif nos muestra una mujer independiente que hace lo que quiere sin esconderse. Un nuevo planteo a la hora abarcar la condición femenina. La esencia de Djam se da gracias a la carismática labor interpretativa de Daphne Patakia, su luminosidad y naturalidad se observa en cada escena. Es la única razón por la cual el film consigue un buen resultado y atrapa al espectador hasta el final.

A lo largo del film se observa la angustia de los hombres y mujeres que perdieron sus bienes durante la crisis económica del 2009 y cómo los bancos se apropiaron de todo. La esperanza pierde sentido y el futuro parece imprevisible, sin embargo lo que permanece es la música y los vínculos. El rebético es tan atrapante que lo único que se puede hacer es disfrutarlo y escucharlo en silencio esperando que nunca termine. Gracias a sus ritmos Djam – Una joven de espíritu libre se convierte en un musical improvisado y en un canto a las desventuras propias de la juventud.