Divergente

Crítica de Ignacio Andrés Amarillo - El Litoral

La comunidad (mal) organizada

El 9 de abril de 1949, el presidente Juan Domingo Perón clausuró el Primer Congreso Nacional de Filosofía en el Teatro Independencia de la ciudad de Mendoza, con una conferencia que hoy se conoce como “La comunidad organizada”. En ella expresaba: “En la consideración de los supremos valores que dan formas a nuestra contemplación del ideal, advertimos dos grandes posibilidades de adulteración: una es el individualismo amoral, predispuesto a la subversión, al egoísmo, al retorno a estados inferiores de la evolución de la especie; otra reside en esa interpretación de la vida que intenta despersonalizar al hombre en un colectivismo atomizador.
“En realidad operan las dos un escamoteo. Los factores negativos de la primera han sido derivados, en la segunda, a una organización superior. El desdén aparatoso ante la razón ajena, la intolerancia, han pasado solamente de unas manos a otras”.
La reflexión es parte de los debates de una época. Dos meses después, el 8 de junio de 1949, George Orwell publicaba la célebre “1984”, en la que desarrolla la distopía de una sociedad de control colectivista, en la que el pensamiento es supervisado y formateado.
Ya antes de la guerra, en 1932, Aldous Huxley publicó “Un mundo feliz” (“Brave New World”), en el que muestra una sociedad que pretende asegurar una felicidad continua y universal reduciendo la libertad de elección y expresión, e inhibiendo el ejercicio intelectual y la expresión emocional, todo bajo parámetros científicos.
Distopía
En aquellos autores parece haber pastoreado la joven Veronica Roth para escribir la saga “Divergente” (lectores atentos agregan “Los clanes de la luna alfana” de Philip K. Dick, en lo que respecta a los perfiles), y sin duda en una trilogía que recoge muchos temas de debate de nuestro tiempo, la “Saga Distritos” (la de “Los Juegos del Hambre”), gestada por Suzanne Collins. De esta toma el formato de literatura juvenil, con su heroína bonachona que deberá hacerse guerrera en el proceso, y algún recio galán de turno, que en el traspaso al formato cinematográfico pueda mostrarse con el torso desnudo.
Porque de eso estamos hablando: la primera novela de Roth acaba de transponerse al cine, con el debut en papel de chica grande de Shailene Woodley, la hija de George Clooney en “Los descendientes”, como insiste en aclararnos la publicidad. Su elección para encarnar a Beatrice “Tris” Prior parece seguir la de Jennifer Lawrence como Katniss Everdeen: de aspecto frágil pero fuerte de carácter, flaca pero cachetona y con un trasero generoso (sobre el que el galán pondrá accidentalmente su mano).
Pero contemos un poco: todo pasa en “La Ciudad”, que es una Chicago posterior a una guerra, rodeada de “La Valla” (o “El Muro”, en la inexacta traducción). En aras de organizar la sociedad para la paz, se crearon las facciones: Verdad (Candor) se hace cargo de la administración de justicia; Abnegación (Abnegation) el servicio civil y el gobierno; Erudición (Erudite) la ciencia y la técnica; Osadía (Dauntless) la seguridad armada y Cordialidad (Amity) la producción agrícola.
En ese contexto, la chica Prior va al test a determinar su facción y el resultado le da Osadía, Abnegación y Erudición, lo que la determina como una Divergente, algo malo, peor que los “sin facción” que viven en la calle. En la decisión opta por Osadía y empieza a ser entrenada por el atractivo Cuatro, que también esconde secretos (Theo James, el galancete para la platea femenina, como Liam Hemsworth en “Los Juegos...”). Entremedio, va descubriendo la tecnocrática conspiración de Erudición para hacerse con el poder, liderada por la aséptica Jeanine Matthews, interpretada por una correcta Kate Winslet (en la línea de la Jodie Foster de “Elysium”: la maldad viste trajecito sastre).
En ese berenjenal, Tris, Cuatro, Natalie (Ashley Judd como la peculiar mamá de Tris) y el resto de su familia tendrán que ver cómo salvar el día, y las vidas de cientos de personas.
A toda orquesta
La dirección de Neil Burger pone a funcionar todo esto de manera eficiente con una narrativa límpida, apoyado en el guión de Evan Daugherty y Vanessa Taylor, el diseño de producción de Andy Nicholson (supervisando la construcción de esa Chicago transformada) y una presencia musical a tono para un filme juvenil pero sin saturar, con las voces de Ellie Goulding (una de las revelaciones que pasaron por el Lollapalooza de San Isidro) tanto sobre el score de Junkie XL como en varias de las canciones.
Fuera de los mencionados, en el elenco se destacan Jai Courtney (el temible instructor Eric), Ray Stevenson (Marcus, el lider de Abnegación), Zoë Kravitz (Christina, amiga de Tris), Miles Teller (el insoportable Peter), Tony Goldwyn (Andrew, padre de Tris), Ansel Elgort (Caleb, el hermano de la chica) y Maggie Q (Tori, una fuente de revelaciones).
“Nuestra comunidad, a la que debemos aspirar, es aquella (...) donde el individuo tenga realmente algo que ofrecer al bien general, algo que integrar y no sólo su presencia muda y temerosa (...) es donde, con precisión, puede el individuo realizarse a sí mismo, hallar de un modo pleno su euforia espiritual y la justificación de su existencia”. A esa conclusión llegaba el Viejo General, y en esa búsqueda se meten Tris y Cuatro: ¿podrán vivir fuera de las determinaciones? A seguir la saga.