Divergente

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

Con una saga era suficiente

Hubo una guerra, cómo no, una tan grande que la humanidad o lo que quedaba de ella se juntó y se supone que a través de sabios o algún comité de notables, llegó a la conclusión de que contar con la racionalidad del hombre era condenarse a la extinción y entonces se decidió que para que no haya conflictos, lo mejor era dividir a la gente en facciones: Sabiduría, Cordialidad, Erudición, Osadía y Verdad.

La pertenencia se determinaría por un test de personalidad y así, cada persona pasaría sus días con sus "iguales", reduciendo de esta manera la posibilidad de fricciones
Pero en ese aparente orden, hay dos categorías que salen de la norma. Por un lado los que no encajan en ninguna, que son expulsados de la sociedad y se convierten en desclasados, y los divergentes, los que tienen un poco de cada uno de los grupos, cuestionan todo y no se conforman. A este último perfil pertenece Beatrice (Shailene Woodley, de Los descendientes), una chica que nunca estuvo cómoda en Abnegación (los burócratas, los que gobiernan) y que el inevitable examen la va a poner contra el sistema y en los brazos de Four (Theo James), el galán que estaba necesitando la historia.
Una nuevo film distópico dirá el potencial espectador, mientras que otro, un poco más memorioso, asociará el breve resumen con Los juegos del hambre. Y efectivamente, las dos voces (o puede ser una que sume las dos hipótesis) tienen razón. El transitadísimo tópico de un futuro espantoso controlado por algún tipo de poder totalitario es uno de los temas preferidos de muchísimas películas y franquicias varias, y por supuesto, Divergente es una descarada copia de la saga protagonizada por Jennifer Lawrence.
Y aquí, aunque el discreto Neil Burger (Sin límites, El ilusionista) cuenta con la extraordinaria Kate Winslet, prácticamente decide ignorarla para concentrarse en la insípida epopeya de la protagonista, que hace lo suyo, que pelea contra la injusticia, pero que difícilmente logra generar algún tipo de empatía con el espectador.