Dioses

Crítica de V. De Grossi - Cine & Medios

Decadencia fashion

Mantener el status quo significa muchas veces transgredir las propias limitaciones de pensamiento en función del qué dirán, y en esto es un experto el paterfamilias, Agustín (Edgar Saba). Incapaz de ver más allá de los conflictos inmediatos, se le escapa el amor febril que su hijo Diego (Sergio Gjurinovic) siente por su propia hermana, Andrea (Anahí de Cárdenas) y el secreto ya no tan inocente que la propia Andrea esconde. Está demasiado pendiente de su nueva pareja, la jovencísima y hermosa Elisa (Maricielo Effio). Sintiéndose demasiado afortunada con su nueva vida, ella dedica sus días de ocio a intentar pulirse para encajar en la superficial alta sociedad peruana, permanentemente acomplejada por su humilde origen.
En este entramado de relaciones complejas, aunque bastante estereotipadas, el director Josué Méndez recrea la hipotética vida de una familia de clase alta, en este caso limeña, aunque con conflictos absolutamente comunes a los de cualquier otro clan en similar situación socioeconómica. Lo mejor dentro de esta trama es el tiempo que se toma Méndez en esbozar la situación de los miembros de clase humilde (las empleadas de la casa de don Agustín, Elisa), que resulta escaso en relación al resto, aunque mucho más rico y próximo a la realidad. Sobre todo, la escena final resume bien el espíritu de la historia.
En un elenco que no descolla particularmente, los jóvenes Sergio Gjurinovic y Anahí de Cárdenas se lucen mejor en su tramo de la historia y consiguen captar lo más sórdido y oscuro de la alta sociedad a la que pertenecen. Las contradicciones, dudas y rebeldías propias de la edad quedan bastante bien plasmadas.
Los personajes están lejos de ser los dioses del título, pero si se trata de definirlos de acuerdo a una doble moral hipócrita, en función de la cual actúan y se desenvuelven, sugieren un cierto paralelismo con esas divinidades paganas, caprichosas e impunes.